Como tantas otras veces, Joan Llull se metió el viernes en la pocilga armado con un palo para evitar un posible ataque del verraco. En esta ocasión, no tuvo tiempo de reaccionar. El animal, de más de 200 kilos, se abalanzó sobre el hombre, de 74 años, y le propinó un fuerte mordisco en una pierna. El bocado le alcanzó la femoral. A los pocos minutos, la víctima moría desangrada.

La muerte de Joan Llull, conocido con el alias de Talaia, provocó una profunda consternación en Sant Llorenç des Cardassar. "Todos le conocíamos en el pueblo y estamos muy afectados", señaló ayer la propietaria de un restaurante situado en las inmediaciones de la finca donde ocurrió la muerte violenta de su vecino.

"No sabemos qué pudo pasar. Siempre tomaba la precaución de llevar un palo consigo cuando se encerraba con los cerdos", precisó ayer el yerno de la víctima.

Un gran número de familiares se desplazó ayer a la finca donde falleció Joan Llull. También acudieron amigos y allegados para mostrar sus condolencias a la familia. Nadie podía encontrar una explicación al fatal accidente. Máxime cuando el vecino de Sant Llorenç se había entregado a su granja con suma dedicación.

"Estaba acostumbrado a los animales. Tenía conejos, gallinas, palomas, cerdos... Toda la vida ha estado con ellos", resaltó el familiar. Por este motivo, el ataque era aún más incomprensible para sus familiares.

La Guardia Civil se personó en la granja poco después de producirse la agresión del enorme cerdo al propietario de la granja. Los investigadores del Instituto Armado encontraron a la víctima sentada, inerte, sobre un gran charco de sangre con mordeduras en una pierna.

El forense indicó a los familiares del fallecido que pusieran en cuarentena al cerdo causante del mortal ataque al vecino de Sant Llorenç. Mañana por la mañana un especialista tiene previsto ir a la granja para sacrificarlo.

El funeral por la muerte de Joan Llull se celebrará el próximo martes, a partir de las 19.15 horas, en la iglesia de Sant Llorenç des Cardassar.