Un juzgado de Palma condenó ayer a once acusados a penas que oscilan entre los dos años de cárcel y medio año de prisión por estafar más de 400.000 euros a dos entidades bancarias con la concesión de créditos por la compraventa de coches entre 2005 y 2006.

Los cabecillas del entramado, tres hombres que regentaban dos tiendas de vehículos en Palma, con la ayuda de un cuarto sospechoso, captaban a indigentes y personas con problemas económicos para que pidieran préstamos a las sucursales simulando que iban a comprar turismos. Para ello manipulaban su documentación y falseaban contratos de trabajo con el objetivo de aparentar una solvencia de la que carecían, a cambio de una pequeña cantidad de dinero de 300 o 500 euros. Así, los bancos entregaban el importe para la adquisición de los vehículos y los líderes de la trama se apropiaban del dinero. Luego, no se devolvían las letras, los préstamos quedaban impagados y los coches se vendían o se ponían a nombre de terceras personas para no ser embargados. Los cabecillas aceptaron ayer los hechos y se declararon culpables de estafa y falsedad documental con la atenuante de dilaciones indebidas. Los testaferros fueron condenados a penas mínimas de seis meses.