Un juzgado de Palma ha condenado a Miquel S.B., uno de los hijos de Margalida Bestard, la mujer que desapareció hace cinco años en s´Arenal de Llucmajor, por hostigar a Antonio S.O., detenido por la muerte y desaparición de su madre, de la que no se tiene ninguna pista desde octubre de 2007. El magistrado Juan Manuel Sobrino, del juzgado de lo penal número 4 de Palma, le ha impuesto una pena de un año de prisión por un delito de coacciones con la circunstancia atenuante de obcecación. Además, ha fijado una indemnización de 3.000 euros para la víctima y su mujer por los daños morales causados.

El familiar de Margalida, entre finales de 2007 y principios de 2008, se dedicó a colocar carteles escritos por él en la puerta de entrada del domicilio de Antonio S.O., que quedó libre porque nunca apareció el cadáver de la mujer, en los que le decía "mataviejas" y "piltrafa". En otra ocasión, se personó en un terreno de Antonio, que cuenta con otro arresto anterior y que incluso llegó a estar en prisión provisional varios días en 1996 por la misteriosa desaparición de otra mujer, Ángeles Arroyo, en Cala Major, donde colocó varias cruces de madera con las inscripción "asesinos".

Según destaca la sentencia, que no es firme y contra la que cabe recurso en la Audiencia de Palma, la actitud persistente y continua en el tiempo durante más de un año por parte del acusado hizo que los perjudicados tuvieran que cambiar de casa en dos ocasiones, ya que el hijo de la desaparecida seguía dejando los carteles pegados en su puerta. Además, la esposa de Antonio, según manifestó en el juicio, tuvo que cambiar sus hábitos de vida y dejar de salir a la calle por la situación de acoso. Por ello, el juez establece una compensación para el matrimonio por el daño moral sufrido, si bien señala que no ha quedado acreditado que la pareja, como consecuencia de estos hechos, hubiera padecido un síndrome ansioso depresivo ni que requiriera medicación ni tratamiento psicológico.

Los hechos ocurrieron a partir de noviembre de 2007, poco después de que Antonio S.O. fuera detenido y quedara en libertad. Un mes antes, el 10 de octubre había desaparecido Margalida Bestard en s´Arenal. La Guardia Civil investigó los hechos y procedió a arrestar a Antonio como sospechoso. El hombre ya se había visto implicado en la extraña desparición de otra mujer, Ángeles Arroyo, en 1996. En ambos casos salió libre ya que nunca se hallaron los cuerpos de las víctimas.

Según se declara probado en la sentencia, el hijo de Margalida, creyendo que Antonio era el verdadero autor de la muerte de su madre, con la intención de hacerle la vida imposible y no dejarle vivir tranquilo, entre finales 2007 y 2008 colocó en varias ocasiones carteles en la puerta de su casa en la calle Marineta de s´Arenal en donde se decía: "Señoras, ¡cuidado! Aquí vive un mataviejas"; "Ángeles Arroyo, desaparecida en Cala Major en 1996"; o una foto de Antonio con la leyenda "piltrafa". Por estos hechos, los moradores tuvieron que mudarse de domicilio y trasladarse a otro cercano en la calle Trencadors.

Sin embargo, volvieron a aparecer nuevos pasquines manuscritos en el segundo inmueble y otra vez la pareja se cambió de casa, esta vez en Palma. A principios de 2008, el hijo de la desaparecida acudió a un terreno de Antonio en la carretera de Manacor a Porreres y colocó varias cruces de madera donde escribió: "Margarita no te olvida, asesinos".

El magistrado concluye que la actitud de hostigamiento del acusado es "injustificable" y que su verdadera intención no era amenazar, calumniar o injuriar, sino acosar y poner nervioso a Antonio para que confesase ser el autor de la desaparición de su madre. Con sus actos, le coartó la libertad a él y a su esposa. Además, actuó obcecado porque está "obsesionado" con que Antonio es el culpable de la muerte de su progenitora.