El psicólogo que evaluó al joven que acusó a sus padres y abuelos de abusar sexualmente de él y permitir que personas ajenas a la familia lo hicieran también a cambio de dinero ha asegurado hoy que la historia no le pareció inventada, pese a que el pasado jueves el chico se retractó de sus acusaciones.

"Es difícil que un menor que no ha sufrido abusos finja el asco y el malestar que se siente con una penetración forzada", ha afirmado en el juicio el psicólogo forense que elaboró dos informes sobre el joven que en 2004 -cuando tenía 11 años- acusó a sus familiares de abusar sexualmente de él y también de sus hermanas cuando estas tenían entre 1 y 3 años.

La presunta víctima, que actualmente tiene 19 años y que supuestamente fue sometido a abusos cuando tenía 6 y 7 años, se retractó el pasado jueves de sus acusaciones alegado que tras la separación de sus padres se inventó los hechos para quedarse con una familia de acogida.

El psicólogo ha asegurado que no detectó que la historia fuera inventada "en ningún momento" basándose en indicadores habituales, como que las declaraciones del menor concordaban con las que había relatado a otros psicólogos, que existía una espontaneidad que indica que no estaba preparado previamente y que no fue un relato frío.

No le vio coaccionado, ha proseguido el forense, no detectó que el niño tuviera una "tendencia a la fantasía", ni presentara venganza y odio, sino una "rabia lógica" de una persona que ha sido objeto de abusos, y ha añadido que como profesional se ha encontrado con menores que se han inventado este tipo de historias y él "no encaja en el perfil".

Por tanto, el forense ha ratificado su informe que concluye que el testimonio podía ser compatible con abusos y que constata que el menor padecía como secuela un desajuste psicológico que presentan los niños que han sufrido abusos sexuales.

El psicólogo ha explicado que en 2010, cuando se realizó un segundo informe en el que no se trataron los supuestos abusos, el menor estaba "cansado" de contar esta historia "infinidad de veces" a diferentes profesionales, así como sus hermanas, ya que todos ellos habían recibido tratamiento psicológico.

Los profesionales no consideraron oportuno que tras el tiempo transcurrido, y dado que contaban con informes del servicio de protección de menores del Consell de Mallorca más cercanos en el tiempo, se obligara a los menores a narrar de nuevo los supuestos abusos.

El forense ha considerado que el hecho de que el joven se haya retractado puede deberse a que quiere "cerrar esa etapa de su vida", aunque ha añadido que se debería evaluar "en profundidad" si ha estado coaccionado o manipulado por alguien, ya que en el segundo informe no dijo que quisiera dar marcha atrás en la denuncia.

El juicio ha proseguido hoy en la Audiencia de Palma y han comparecido también en calidad de testigos y a petición de los abogados de la defensa diversos familiares que han negado los hechos.

"No me han tocado ni un pelo" ha afirmado uno de los primos de los menores, que actualmente tiene 24 años y ha vivido con sus abuelos, los acusados, desde que nació y hasta el 2002 y desde 2007 hasta la actualidad.

El joven ha contado que pasaba casi todo el día con su primo y ha relatado que aún mantienen el contacto, aunque ha señalado que "le cuesta hablar de esto", en relación a la denuncia.

Dos de los hijos de los abuelos acusados -a los que el fiscal pide 31 años de cárcel- y hermanos de la madre de los menores -que se enfrenta a 49 años- han detallado que en 2010 solicitaron a los servicios de protección que les dejaran ver a sus sobrinas, pero se lo denegaron porque estos familiares no admitían que los abusos hubieran podido ocurrir.