La Audiencia de Palma acordó ayer poner en busca y captura a Antonio Javier G.M., acusado de un delito de fabricación de moneda falsa por presuntamente dedicarse en el año 2008 a confeccionar billetes de 50 y 100 euros falsos en su domicilio de Puigpunyent. El hombre se enfrenta a una petición de condena de diez años de cárcel por parte del fiscal. Precisamente, desde el momento en que se le comunicó el escrito de acusación y la pena que le pedía el ministerio público, hace aproximadamente un año, el sospechoso se encuentra en paradero desconocido.

Según indicó ayer la presidenta del tribunal de la sección primera al inicio de la vista oral, que tuvo que suspenderse ante la incomparecencia del acusado, no ha sido posible localizar al sospechoso, pese a las innumerables gestiones practicadas. Las fuerzas de seguridad contactaron en los últimos meses con la madre del imputado, con su hija e incluso con su expareja. Los agentes también acudieron a diversos domicilios en Palma, Calvià, Esporles, Puigpunyent o Badajoz, pero no obtuvieron ninguna pista sobre su paradero. Todos sus familiares coincidieron al señalar que no tenían noticias de él desde hacía mucho tiempo.

Ante esta situación, la sala ordenó ayer la detención e ingreso en prisión de Antonio Javier G.M., tal y como había solicitado el fiscal momentos antes. Finalmente, el juicio se suspendió.

Descubierto tras un accidente

El hombre fue descubierto por la Policía tras verse implicado en un accidente de tráfico. Los agentes encontraron en su cartera un billete falso, lo que les llamó la atención e iniciaron las pesquisas. Una vez el conductor se recuperó de las lesiones, los investigadores tenían previsto registrar su domicilio con la autorización judicial. Cuando iban a allanar el inmueble, el sospechoso les confesó que llevaba más billetes fraudulentos en la cartera. Fue en el verano de 2008 cuando los agentes se incautaron en poder del procesado de 42 billetes de 50 euros falsos y otro de 100 euros, también fraudulento. Según la acusación, utilizó uno de ellos para pagar los servicios de una prostituta.

El sospechoso supuestamente se dedicaba en 2008 a fabricar los billetes y para ello utilizaba un ordenador portátil, dos escáner y dos impresoras de alta precisión y otro material que guardaba en su casa en Puigpunyent. Al verse descubierto, el imputado reconoció que los billetes eran falsos y que los quería para arrojarlos a unos novios durante una boda, en vez de arroz.