El tripulante peruano del crucero Costa Concordia Humberto Morales, considerado por la prensa de su país "un héroe" por haber embarcado a unos 300 pasajeros en los botes salvavidas, afirmó ayer que la actitud del capitán del barco fue "una cobardía".

Morales, quien llegó a Lima junto a un grupo de 40 tripulantes peruanos, dijo en el aeropuerto a los periodistas que el buque se hundió "por un error humano" y consideró "una cobardía" la decisión del capitán Francesco Schettino de abandonar la nave en un bote tras el accidente del 13 de enero frente a la isla italiana Giglio.

El tripulante peruano, quien trabaja desde hace diez años en la empresa de cruceros, declaró que los oficiales tardaron en dar la señal de emergencia y solo les dijeron que los fallos eran eléctricos "y se estaban arreglando".

"Todo estaba ya en caos, bajamos con el chaleco (salvavidas) y ya me dijeron que el barco se estaba hundiendo", relató antes de decir que, gracias a la preparación que había recibido, envió a los pasajeros hacia la cubierta.

Morales dijo que logró subir a unas 150 personas en un primer bote pero al no poder descolgarlo porque se había trabado otro tripulante tuvo que cortar las amarras con un cuchillo.

Afirmó que después embarcó a más pasajeros en una segunda lancha cuando ya el crucero estaba inclinado, tras lo cual volvió a su habitación para recoger su teléfono y su cámara fotográfica.

"El camarero y yo volvimos a embarcar en la segunda lancha, tiramos las cuerdas, era un trabajo terrible, esforzado en ese momento, por el caos, la gente gritaba, lloraba y yo tenía que tranquilizarla", relató. Morales aseguró que volverá a Italia en abril próximo para sumarse a la tripulación de otro crucero.

Rudy Mendoza, que trabajaba en el casino del Costa Concordia, declaró que los tripulantes reaccionaron como habían sido preparados.