El héroe y el villano del ´Concordia´

Toda Italia estuvo pendiente de la airada discusión entre el comandante de los guardacostas y el capitán

Francesco Schettino, capitán del crucero.

Francesco Schettino, capitán del crucero. / reuters

carmen postigo / Efe palma

La discusión furiosa e indignada entre el comandante Gregorio De Falco, de la capitanía de Livorno, con el capitán del Costa Concordia, Francesco Schettino, que escapó del crucero antes de la evacuación de miles de personas, fue escuchada por toda Italia, que ha elevado a categoría de héroe al primero.

El diálogo entre el capitán, de 52 años, que huía del siniestro hacia las 23.30 hora local (22.30 GMT) en una lancha salvavidas y el comandante de Livorno, de 46 años, que, imperiosamente y tajante, le ordenaba regresar a la nave y socorrer a miles hombres, mujeres y niños se produjo a las 1.46 horas (00.46 GMT). Sin embargo, Schettino, quien aseguró en todo momento estar al mando del crucero, aunque testimonios de un cocinero lo situaban en un bar esperando una bebida junto a una mujer, no volvió al crucero, donde hasta las 3 de la madrugada hubo pasajeros que rescatar.

"Escuche, Schettino", le dijo De Falco, "hay personas atrapadas a bordo. Diríjase con su barca por debajo de la proa de la nave, por el lado derecho. Suba a bordo por la escalerilla de cuerda y dígame cuántas personas hay allí. ¿Está claro?".

A ello le contestó el capitán del crucero con voz apagada: "¿Pero se da cuenta de que aquí está todo oscuro y no vemos nada?".

"¿Y quiere volver a su casa, Schettino?", preguntó irritado y alzando la voz De Falco, "¿Está oscuro y quiere volver a su casa? Suba a proa por la escalera y me dice qué se puede hacer. ¿Claro? Me dice cuántos niños, mujeres o personas hay a bordo y el número de cada categoría de ellos y qué necesitan. ¿Está claro?".

"¡Suba a b-o-r-d-o, coño!, ordenó con voz firme, indignada, apasionada, una frase que resonó en las casas italianas.

El diálogo, que se reprodujo por todos los medios durante el martes, no dejó indiferente a los italianos y las redes sociales estaban saturadas con el nombre del héroe que nunca quiso serlo.

Lloró de rabia

De hecho, la noche del viernes al sábado De Falco lloró cuando tuvo claro que en el interior del casco habían quedado atrapados hombres, mujeres, discapacitados y quizá niños, –300 personas a las que abandonó a bordo Schettino, según la acusación–.

Lloró de rabia, según contaron sus superiores a los medios, al pensar en la irracionalidad "inhumana" del capitán.

De Falco ha pedido a los periodistas que se olviden de él. Su misión es y ha sido la de "socorrer." El comandante considera que el verdadero héroe es su subcomandante Alessandro Tosi, quien a las 22.07 horas (21.07 GMT) le dijo: "Comandante, aquel crucero va demasiado despacio, seis nudos (menos de dos kilómetros por hora). ¿Qué hace a seis nudos en una ruta invertida la Concordia? Llamémosles. Allí hay un problema". Desde Livorno llamaron al puente de mando del Costa Concordia para interesarse por la lenta navegación del buque: "Es solo un problema técnico", contestó el capitán.

Ya en la conversación de la madrugada el comandante De Falco, según explicó, se percató por la voz de Schettino que le estaba mintiendo y además escuchó los gritos lejanos de la gente que pedía socorro. "Abandonar es más que desertar, es traicionar el Código Marítimo", dijo De Falco.

Schettino dijo que "no quería huir, me caí en una barca de salvamento" y añadió que "he intentado salvar a todos, ni siquiera me he puesto el chaleco salvavidas porque servía a otras personas".

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