Ocurrió en abril de 2006. La Paca controlaba Son Banya con un poder casi absoluto, aunque poco antes había sido condenada a pagar una fuerte multa por blanqueo de dinero. Esto debió hacerle perder la fe en el sistema bancario, por lo que empezó a guardar sus ingentes ganancias con un sistema más tradicional: metía el dinero en un zulo, custodiado las 24 horas por "puntos", toxicómanos que trabajan para los narcos a cambio de droga.

Pero en estos tiempos ya no te puedes fiar de nadie. Varios de estos "puntos" se aprovecharon de la situación y se llevaron el dinero que custodiaban. Bruno G.M. era uno de ellos. Nunca se supo cuánto dinero había, pero en los meses que siguieron se llegó a hablar de siete millones de euros.

Al descubrir que habían sido robados, los narcos iniciaron una cacería, en la que llegaron a torturar a varias personas. En apenas unos días encontraron a Bruno y a su novia, que se habían escondido en Palmanova. Les secuestraron a punta de pistola en plena calle, pero varios testigos de la escena llamaron a la Policía y a la Guardia Civil, que les interceptó antes de que llegaran al poblado.

Bruno G.M. llevaba encima una llave de una caja de seguridad de un banco, en cuyo interior aparecieron 700.000 euros. Fue el inicio de lo que se conoció como el Caso Son Banya y que finalizó con condenas para casi todo el clan de la Paca y llevó también a prisión al inspector de Policía José Gómez, por cobrar sobornos de la narcotraficante. Bruno G.M. fue condenado a dos años de prisión por el robo.