Durante 18 años fue jefe de la Policía Local de Sóller y a principios de verano recibió el encargo de ponerse al frente de la seguridad en s´Arenal. Un territorio en el que, al calor del turismo, aparecen todos los años trileros, carteristas, vendedores ambulantes, prostitutas violentas... El inspector Miquel Quetglas se muestra razonablemente satisfecho con el trabajo realizado en su primera temporada alta, quizá porque tiene claro que es "imposible" erradicar cierto tipo de delincuencia. Sin embargo, se muestra también dispuesto a minimizar al máximo las actividades de estos grupos: "Vamos a por ellos y lo saben".

—¿Qué balance hace de su primer verano al frente de la seguridad en la Playa de Palma?

—Ha sido una temporada turística buena y hemos prolongado el servicio de refuerzo más allá de lo previsto. Hemos respondido a las principales quejas, pero no erradicaremos la delincuencia al cien por cien, porque son miembros parásitos de la sociedad que viven de esto. Pero su presencia ha menguado gracias a las acciones disuasorias y represivas permanentes.

—Cuantos más turistas vienen, más delincuentes lo hacen tras ellos. ¿Cambiarían las cosas con otro modelo turístico?

—La actividad de esta gente va en relación al número y al tipo de turista, se amoldan. Ahora mismo tenemos mucha presencia de trileros, porque el visitante de final de temporada suele ser un alemán de unos 40 años al que le gusta jugar en la calle. También los vendedores ambulantes se amoldan: en agosto solo se veían gorros y muñecos, ahora llevan relojes y gafas. Nosotros intentamos adaptar nuestras actuaciones a los cambios que hacen ellos.

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