"Los gitanos lo tiraron. La Policía no los busca". Este mensaje se repitió como una letanía entre el exaltado colectivo nigeriano de Son Gotleu. La muerte de Efosa Okosun para ellos solo tenía una explicación: había sido un crimen.

Los violentos enfrentamientos nocturnos de nigerianos con la Policía fueron la antesala. Otros nuevos altercados se sucedieron a plena luz del día. Los agentes los concentró en la plaza Fra Joan Alcina después de que hubieran protagonizado incidentes en una protesta.

Los nigerianos se encararon con los antidisturbios apostados a ambos lados de la plaza. De pronto, algunos se abalanzaron sobre los agentes con la intención de romper el cordón. La respuesta no se hizo esperar.

Los policías dispararon pelotas de goma para repeler el ataque. Los nigerianos lanzaron una lluvia de piedras sobre los policías. Algunos vecinos corrieron a refugiarse para evitar ser alcanzados. Varias motos estacionadas en la plaza Fra Joan Alcina volcaron. Un cámara de televisión recibió un impacto de una pedrada en una de sus piernas.

Los policías detuvieron a dos agresores. El grupo de nigerianos participante en la algarada callejera se dispersó por las calles adyacentes después de varias cargas de los antidisturbios acompañados de disparos de pelotas de goma.

La muerte de Efosa Okosun había dado pie a todo tipo de elucubraciones de lo más dispar. "Le han pegado un tiro", aseguraba uno sin titubear. También variaba sustancialmente el número de personas que, supuestamente, perseguían a la víctima antes de que se precipitara a la calle desde un piso de la calle Tomàs Rullàn.

Los manifestantes nigerianos habían rotulado cartulinas amarillas con una sola leyenda:"Justicia para Efosa". Una de ellas fue depositada junto al lugar donde había sido encontrado el cadáver.

Los cristales rotos de coches y decenas de zapatillas abandonadas en la plaza Fra Joan Alcina tras las cargas policiales fue el balance del altercado.

Los balcones se habían poblado de gente que no quería perderse el menor detalle del conflicto. Españoles y nigerianos se empezaban a mirar con más recelo del habitual después de los altercados.

Los sucesivos conflictos protagonizados en el barrio habían hecho aflorar en algunos vecinos un sentimiento xenófobo. "¿Por qué tienen que venir aquí a montar la que están liando?", se preguntó un vecino de Son Gotleu hastiado de revueltas.