La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Palma ha absuelto de un delito de narcotráfico a un cabo y un agente de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Mahón, así como a otros cinco acusados, al anular unas escuchas telefónicas aportadas como prueba.

La sentencia, dictada por los magistrados Eduardo Calderón, Diego J. Gómez-Reino y Mónica de la Serna, anula las intervenciones telefónicas practicadas, tal como habían reclamado los abogados de la defensa.

"No cabe otra conclusión respetuosa con el derecho fundamental del secreto de las comunicaciones -afirman los jueces- que declarar la nulidad de las intervenciones telefónicas y, como consecuencia de ello, de las pruebas que se hallen directa o indirectamente relacionadas".

Al declarar rechazada la "eficacia probatoria" de las declaraciones de los acusados y al haber sido declaradas nulas las intervenciones telefónicas y su contenido, los magistrados dictan sentencia absolutoria.

"Con independencia -señalan- de que no es factible negar el hallazgo de la droga ocupada, aunque sí vincular la misma con los acusados, al no existir prueba de cargo válida y eficaz que lo permita".

La Fiscalía había pedido doce años de prisión y una multa de 134.455 euros para el cabo y el agente de la Guardia Civil que fueron juzgados en la Audiencia de Palma el 9 de marzo.

Los procesados habían sido acusados de colaborar con una banda de narcotraficantes, a la que supuestamente ayudaron introducir importantes cantidades de cocaína en Menorca a finales del 2008.

Según el escrito de acusación del Ministerio Público, "al menos dos ocasiones los guardias civiles actuaron de común acuerdo con el cabecilla de la banda, J.G.P., para introducir cocaína en Menorca a través de dos vehículos que llegaron al puerto de Mahón, en el barco de Acciona procedente de Barcelona".

La droga había sido envuelta y ocultada dentro de paquetes revestidos de café molido y colocada en el interior de los coches, denunciaba el fiscal.

Los agentes realizaban las "gestiones oportunas" para que los vehículos superasen los controles sin problemas. A cambio, recibían contraprestaciones en forma de dinero y regalos. El cabo aceptó varias cantidades de cocaína.

En el primer desembarco, narraba el fiscal, el cabo llamó por teléfono al guía canino de la Guardia Civil y, para burlar su atención, le dijo que "tenía que controlar a unos 'moros' porque contaba con información al respecto". El coche que transportaba la droga pasó el control.

En una segunda operación, y con la colaboración del otro agente, intervino en la tramitación del seguro del coche que se disponía a embarcar. Al carecer de documentación, había sido retenido en el puerto de Barcelona.

Los pinchazos telefónicos, autorizados por la titular del juzgado de Primera Instancia número uno de Mahón, Clara Besa, permitieron obtener pruebas para detener a los presuntos narcotraficantes.

Las detenciones se llevaron a cabo en 48 horas, y el 13 de diciembre de 2008 fueron detenidos los dos agentes.

Los otros cinco acusados también han quedado absueltos por la anulación de las intervenciones telefónicas, al concluir la Audiencia Provincial que "se habían obtenido ilegalmente como consecuencia de la petición inicial de intervención por el uso indebido del teléfono que era custodiado en las dependencias de la Guardia Civil a cargo de los agentes acusados".

El contacto de los agentes en la banda, J.G.P., confidente habitual de la Policía Judicial de Mahón, se enfrentaba a nueve años de prisión y 100.855 euros de multa. La Fiscalía pidió la misma pena para D.R.J., que transportaba la droga.

Para J.M.M.O., el único de los detenidos que contaba con antecedentes penales por narcotráfico, el Ministerio Público había solicitado ocho años de cárcel y 100.855 euros de multa por la venta de cocaína a terceros.