Un ´maître´ de un hotel de la zona del Port d´Alcúdia fue juzgado ayer en Palma por acoso sexual a una subordinada, una joven que trabajaba como ayudante de camarera en el verano de 2007. El jefe de comedor negó todos los cargos y dijo que no era verdad la versión de la víctima. El acusado descartó haber presionado a la mujer haciéndole proposiciones de índole sexual, así como haberle enviado mensajes a su teléfono móvil insistiéndole en que subiera a su habitación. También negó haberla manoseado e intentado besarla y decirle frases obscenas. El hombre incluso indicó que la víctima nunca había estado en su dormitorio en el establecimiento hotelero. Según su versión, la joven le denunció porque sabía que no se le iba a renovar el contrato laboral.

La perjudicada denunció los hechos el pasado 1 de octubre de 2007. La fiscalía reclama una condena de siete meses de cárcel para el sospechoso por acoso sexual. La letrada de la acusación particular, Isabel Fluxà, solicita la misma pena, además de una orden de alejamiento y una indemnización por el daño moral ocasionado a su clienta. Por su parte, el abogado de la defensa pide la libre absolución del hombre.

La víctima explicó ayer ante la sala que desde que ocurrieron los hechos, en el verano de 2007, empezó a sentirse mal psicológicamente y no ha vuelto a trabajar. "Me dieron la baja casi al final de la temporada", apuntó. Además, tuvo que someterse a tratamiento y actualmente sigue con la medicación para poder dormir y por la depresión y la ansiedad.

Dos episodios

La perjudicada recordó que empezó a trabajar en el hotel del Port d´Alcúdia a principios de junio de 2007 como ayudante de camarera y que al cabo de un mes su jefe, el ´maître´, ya empezó a acosarla en su habitación. La joven explicó que el acusado le insistía a través de mensajes en su teléfono móvil para que subiera a ver su dormitorio. En una ocasión, en la habitación la intentó besar tratando de abrazarla y ella se resistió, según su versión. También indicó que ella se negó a tocarle sus genitales, tal y como él le había pedido, y que finalmente se tuvo que quedar a ver cómo él se masturbaba. La víctima declaró ayer que sabía que los empleados no podían subir a los dormitorios, pero destacó que estuvo en su habitación e incluso la describió.

Al cabo de un mes, estos hechos volvieron a repetirse pero en esta ocasión tuvieron lugar en un almacén del hotel, según su versión. Al parecer ambos coincidieron allí para cambiar un barril de cerveza. Además de estos dos episodios, la joven relató que el jefe de comedor le decía varias veces frases obscenas indicándole que si le masturbaba, le daría dos días libres. Varias testigos propuestas por la defensa manifestaron ayer que no se creyeron la versión de la perjudicada y que alguien la habría visto al subir al dormitorio.