Un familiar del bebé de tres meses que el pasado lunes murió en el hospital materno infantil de Son Dureta negó ayer que el pequeño hubiera estado en estado grave ingresado en la UCI, salvo las horas previas a su muerte.

Según la familia, el niño padecía dos hernias y los médicos aconsejaron someterlo a una intervención quirúrgica para mejorar su estado. El pequeño había estado ingresado en el hospital de Son Llàtzer, pero al final se decidió que la operación se iba a realizar en Son Dureta.

El bebé ingresó el sábado y estuvo durante tres días esperando en una habitación. Su estado, según los familiares, era bueno y los médicos les aseguraron que se trataba de una operación de trámite.

El pasado lunes el bebé fue llevado al quirófano y fue allí donde la situación se complicó. No se sabe todavía qué pudo ocurrir durante la intervención, pero el niño sufrió graves lesiones. Estuvo unas horas en la UCI, aunque los médicos ya se mostraban muy pesimistas sobre la posibilidad de que se recuperara. Horas después el bebé murió.

Los familiares reconocieron que reaccionaron con violencia hacia el personal médico del hospital porque entendían que el niño se había muerto, teóricamente, en una operación de trámite.