El Obispado ha decretado la suspensión cautelar en todos sus cargos, así como del ejercicio del ministerio sacerdotal, al cura mallorquín Rafael Sansó Riera, de 52 años, párroco de Vilafamés (Castellón), después de que la Guardia Civil encontrara en su iglesia más de 21.000 archivos de pornografía infantil y para evitar "el escándalo de los fieles".

El párroco, que ha sido imputado por un delito de distribución de pornografía infantil, fue detenido el pasado miércoles y puesto en libertad provisional el viernes con la obligación de comparecer quincenalmente ante el juzgado.

A través de un comunicado, la Diócesis de Segorbe-Castellón explica que han tomado esta decisión, después de haber hablado con el párroco y con el promotor de justicia del Obispado, con el fin de "evitar el escándalo de los fieles", ya que hechos como este pueden "poner en entredicho" la fidelidad a la mayoría de los sacerdotes.

Añade que se trata de un "grave delito", no sólo en el Derecho Penal sino también en el Derecho Canónico, además de contradecir "el deber y el compromiso a la castidad" y atentar contra "la santidad del ministerio sacerdotal y la credibilidad del mismo".

La Diócesis ha mostrado su disposición total para colaborar con los tribunales de justicia en el esclarecimiento de los hechos y, a la vez, ha afirmado que ofrecerá al sacerdote imputado los medios necesarios para su "justa defensa".

"Pedimos a todos los fieles católicos y a las personas de buena voluntad que la conducta de un sacerdote no lleve a la desconfianza en todos los demás, que trabajan por ser fieles al don que han recibido de Dios", concluye el comunicado.

Rafael Sansó, nacido hace 52 años en Manacor, ejercía como párroco de Vilafamés desde hace quince años. Fue detenido después de los agentes del Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil encontraran en la parroquia 21.000 archivos de contenido pedófilo –algunos con menores de 13 años– que ocupaban 600 gygabites.