"El gran asesino pasa", comentó Miquel L.V. a su llegada al juzgado de Inca, al encontrarse con los cámaras y fotógrafos de prensa que le esperaban. El anciano había pasado dos noches en los calabozos de la Comandancia de la Guardia Civil tras ser detenido. Sobre las diez y media de la mañana de ayer llegó a los juzgados en un coche camuflado de la Guardia Civil. Al bajar, mostró una apariencia desorientada, hasta que los agentes que le custodiaban le cogieron del brazo y le condujeron al interior de las dependencias judiciales.