Alejandro de Abarca, el presunto asesino de la joven rumana Ana Niculai, fue juzgado ayer en Palma por un delito de quebrantamiento de condena. El acusado, conocido como "El enano" fue llevado ante el juez bajo especiales medidas de seguridad, ya que la Policía evitó que pudiera tener algún tipo de contacto con otros detenidos o reclusos para evitar represalias. Por ello, se le trasladó a él solo en un vehículo y se le condujo a una celda apartada de los juzgados de Palma siguiendo el protocolo que se establece en estas situaciones de riesgo.

Alejandro de Abarca aceptó ayer una pena de multa por un delito de quebrantamiento de condena. Los hechos se refieren al mes de noviembre del pasado año. En esas fechas este individuo estaba ingresado en el Centro de Reinserción Social de Palma, donde cumplía los últimos meses de condena por una serie de pequeños delitos que había cometido y por los que ya había sido condenado.

El día que debía volver al centro el acusado no regresó. Lo hizo al día siguiente, sin que indicara las causas de este retraso. En cualquier caso, las autoridades penitenciarias informaron de lo ocurrido al juzgado de guardia, que inició un proceso por un delito de quebrantamiento. Cuando estos delitos los cometen presos que se encuentran cumpliendo condena en los centros de reinserción y no en la cárcel, las penas que se contemplan solo son de multa y no de cumplimiento de prisión.

En menos de una semana Alejandro de Abarca ha sido trasladado dos veces desde la prisión al juzgado, la primera vez en Inca y la segunda en Palma. El pasado viernes le citó la juez que investiga el caso de Ana Niculai a raíz de una confesión que realizó el detenido al director de la prisión de Palma, al que le manifestó que había contado con la ayuda de un cómplice para robar y secuestrar a la mujer que más tarde moriría en el maletero de un coche. De Abarca se negó a prestar declaración ante la juez acogiéndose a su derecho a guardar silencio. Sólo declarará cuando se celebre el juicio.