Alejandro de Abarca, el recluso que ha confesado el secuestro y el asesinato de la joven Ana Niculai, crimen perpetrado en Mallorca el pasado mes de julio, pudo tener un cómplice. Así se lo confesó hace varias semanas el detenido al director de la prisión de Palma, con quien quiso entrevistarse para manifestarle su temor a sufrir represalias en la cárcel de un grupo de presos de la misma nacionalidad que la víctima.

En la entrevista con el director del centro le facilitó un nombre: Juan O. Se trata de un individuo que cuenta con un amplio historial delictivo y que coincidió con de Abarca durante su estancia en el Centro de Inserción Social (CIS) de Palma, donde ambos estaban cumpliendo condena. Se ha averiguado que este individuo también estaba disfrutando de un permiso el día que se cometió el crimen de la mujer.

El director de la prisión envió un escrito a la juez de Inca para detallarle las confesiones que le había manifestado el preso. Esta nueva confesión venía corroborada con las sospechas que mantenían los investigadores, que han puesto en duda que Alejandro, que se destaca por su baja estatura, tuviera la fuerza suficiente para intimidar a la mujer, obligarla a que bajara del coche e introducirla después en el maletero del vehículo. La posibilidad de que hubiera tenido un cómplice nunca fue descartada por los investigadores, si bien tampoco tenían pruebas que corroboraran esta hipótesis.

Ya fue interrogado

Este sospechoso ya fue interrogado en su momento por la Guardia Civil y se desmarcó del caso. Presentó una coartada y dijo que en el momento del crimen se encontraba en un domicilio. Los investigadores pusieron en duda esta afirmación, si bien en ningún momento se planteó la posibilidad de que hubiera participado en el asesinato de la mujer, tal vez sólo en el robo del coche y en el secuestro.

Ante estas nuevas revelaciones la juez de Inca citó de nuevo a de Abarca para que ampliara su declaración y aclarara si es cierto que había contado con la ayuda de un cómplice.

El traslado al juzgado de Inca se realizó ayer por la mañana bajo fuertes medidas de seguridad. Acudió el fiscal jefe de Balears, Bartomeu Barceló, y el abogado Antoni Monserrat, que representa a la familia que ejerce la acusación particular. A pesar de esta confesión al director de la cárcel, de Abarca se acogió ayer a su derecho a no declarar y no quiso explicar esta nueva confesión.

El silencio del preso no evitará que Juan O. sea citado a declarar, si bien las posibilidades de que este sospechoso pueda confesar ahora que ayudó a Alejandro a robar el coche son prácticamente nulas.

En paradero desconocido

Según han confirmado fuentes próximas a la investigación, en los últimos días se ha intentado localizar, aunque sin éxito, al individuo que estaba preso junto al presunto asesino.

Hace ya varias semanas que terminó de cumplir la totalidad de la condena que le quedaba pendiente y desde entonces no se le ha vuelto a ver. Se sospecha que sigue en Mallorca y que más pronto o más tarde aparecerá. De hecho, la Guardia Civil estaba ayer pendiente de localizar a este individuo si así lo ordenaba la juez de Inca, pero esta gestión quedó aplazada al negarse de Abarca a declarar. El acusado anunció que se mantendrá en silencio hasta el día del juicio, que se celebrará ante un jurado popular.

Para aprovechar el traslado al juzgado de Inca, Alejandro de Abarca visitó ayer la clínica forense, donde le tomaron muestras capilares. El acusado pretende demostrar que es un drogadicto y que en el momento de cometer los hechos se encontraba bajo los efectos de las drogas.