La fiscalía pide 28 años de cárcel para el hombre que, después de tres décadas desaparecido y al que su familia dio por muerto, regresó a Palma en agosto de 2009 y asesinó al marido de su ex mujer. El ministerio público le acusa además de intentar matar a cuchilladas a un testigo que lo persiguió tras presenciar el crimen.

Los hechos, que serán enjuiciados por un tribunal popular, se remontan al 7 de agosto del año pasado. Juan Molero, de 59 años, salió de su casa, en la barriada de Son Oliva, hacia las seis menos cuarto de la mañana y se dirigió a su vehículo, que estaba aparcado en la calle Enric Granados. Cuando llegó al coche descubrió que alguien había manipulado la cerradura. Según el fiscal, cuando el hombre intentaba abrir la puerta, fue atacado por la espalda.

Juan Molero recibió varios golpes en la cabeza con una barra de hierro, que le causaron la muerte casi en el acto. Un vecino de la zona presenció el crimen y decidió perseguir al agresor, quien al parecer le amenazó de muerte con un cuchillo de cocina e intentó clavarle el arma. Este testigo y un vigilante de seguridad consiguieron reducirlo y alertaron a la Policía. Aunque en un primer momento se barajó la posibilidad de que el móvil del crimen fuera el robo, los investigadores del Grupo de Homicidios no tardaron en descubrir que el sospechoso y la víctima tenían un sorprendente nexo de unión.

El detenido, Miguel S.B., de 66 años, se casó a principios de la década de los 70 con una mujer. La pareja tuvo dos hijos, pero el hombre desapareció un día de 1974 sin dejar rastro. La mujer rehizo su vida y acabó casándose con Juan Molero. Nadie, en los siguientes 35 años, volvió a saber nada del desaparecido. Incluso una de sus hermanas pidió en 1999, a raíz de una herencia, que fuera dado por muerto oficialmente. Pero Miguel S.B. no dio señales de vida hasta aquella mañana de agosto del año pasado en la que mató al marido de su ex mujer. Durante esos años, el desaparecido había acumulado un largo historial delictivo con más de 30 detenciones. En el año 1981 fue acusado de estafar más de dos millones y medio de pesetas con el DNI de otra persona al que añadió su fotografía y en 2001 fue detenido de nuevo en Valencia por un delito similar.

Un escarmiento

Miguel S.B. reconoció los hechos, al menos en parte, en su declaración ante el juez. El acusado confesó que había golpeado a la víctima con una barra de hierro, pero alegó que Juan Molero había tratado de atacarle primero y que él había podido arrebatarle el arma. Además, añadió que no quería matarle, sino darle un escarmiento por haber amenazado, insultado y escupido a su madre 15 años atrás.

El presunto asesino explicó que llevaba cinco años preso en Zaragoza pero que disfrutaba ya del tercer grado, por lo que solo debía acudir a prisión a dormir y tenía los fines de semana libres. Así, aprovechó una de esas salidas para regresar a Mallorca. Una visita al cementerio, según su versión, le hizo recordar el agravio que le contó su madre y desencadenó la agresión mortal a Juan Molero.

La fiscalía acusa a Miguel S.B. de un delito de asesinato, por el que reclama 20 años de prisión, y del intento de homicidio del testigo que lo persiguió, por el que pide otros ochos años de reclusión. Los hechos serán enjuiciados por un tribunal popular.