Varios pasajeros llamaron angustiados a la central de Emergencias 112 a las siete menos cuarto de la mañana para informar de que habían tenido un accidente de tren y que se encontraban encerrados en los vagones sin poder salir. La alarma se activó de inmediato y se inició un amplio dispositivo de emergencia. Una de las llamadas recibidas fue la del revisor herido, quien dio parte del estado del maquinista, que en esos momentos se hallaba consciente, con una brecha en la cabeza por la que sangraba y con dificultades para respirar. Ambos estaban en la cabina, la zona más dañada en el descarrilamiento.