Un obrero rumano de 30 años sufrió ayer lesiones de extrema gravedad tras precipitarse desde una altura de unos cinco metros en la finca en la que estaba trabajando en Palma. La víctima cayó desde un balcón en el que no había barandilla ni ninguna otra medida de seguridad y se golpeó la cabeza contra la acera. La Policía Local abrió paso a la ambulancia hasta el hospital Son Dureta, donde el hombre ingresó en estado crítico, con un traumatismo craneal severo y diferentes golpes.

El accidente ocurrió hacia las tres de la tarde en una finca en construcción situada en la confluencia de las calles Arc de Sant Martí y Gabriel Font i Martorell, en el barrio de Son Dameto. La víctima, según explicaron testigos presenciales, se encontraba en un balcón situado en la primera planta de la finca, a unos cinco metros de altura, cuando se precipitó al vacío. El golpe contra el suelo le provocó lesiones muy graves en la cabeza y el hombre quedó inconsciente en el suelo sobre un gran charco de sangre.

Sin barandilla

Sus compañeros, entre ellos su propio hermano, alertaron de inmediato al 112 y varias ambulancias del 061 y una empresa privada acudieron enseguida al lugar, así como patrullas de la Policía Local y Nacional y un médico de un PAC cercano. Los facultativos comprobaron que el estado del obrero era crítico y decidieron trasladarlo de inmediato a Son Dureta. La Policía Local puso en marcha una alerta verde para abrir paso a la ambulancia hasta el hospital, donde el trabajador ingresó en estado muy grave. A lo largo de la tarde fue sometido a varias pruebas para conocer el alcance de sus lesiones.

Tanto la conselleria de Trabajo como la Policía Nacional investigan ahora las causas del accidente laboral. Dos técnicos acudieron pasadas las cinco de la tarde a la obra donde se produjo el siniestro para elaborar un informe sobre lo ocurrido. Según explicaron varios testigos y compañeros de la víctima, visiblemente afectados por lo sucedido, el hombre se precipitó desde un pequeño balcón situado en la primera planta de la finca en la que estaba trabajando solo. Esta terraza era ayer tarde, tras el accidente, la única de las cuatro que hay en la fachada del edificio en la que no había ninguna medida para evitar posibles caídas, según comprobó este diario. Poco antes de la llegada de los técnicos, un trabajador se afanó en colocar dos tablas en el quicio de la puerta por la que se accede al balcón desde el que se precipitó la víctima.