Rudeger Peter Oyntzen, el médico alemán que en el año 1996 mató a sus dos hijos aprovechando unas vacaciones en Mallorca, ha pedido su traslado a una prisión germana. Pretende estar más cerca de su familia, en concreto de sus padres, y terminar de cumplir la pena de prisión que le resta en una prisión de su país, según han confirmado fuentes judiciales.

Este crimen, que conmocionó Mallorca, ocurrió el día 3 de septiembre de 1996 en unos apartamentos de sa Coma. Sus hijos Katharina y Mathias, de 8 y 6 años de edad, respectivamente, fueron encontrados muertos por una empleada del hotel. Los dos pequeños estaban acostados en sus camas con una rosa en cada mano. Su progenitor les había inyectado la noche anterior un cóctel de medicamentos que había provocado la muerte a los dos hermanos.

Antes de que encontraran los dos cuerpos, el radiólogo alemán había intentado también quitarse la vida, pero al final no quiso o no supo hacerlo. Primero se inyectó la misma sustancia que proporcionó a sus hijos y se metió en la bañera llena de agua esperando a que le hicieran efecto los medicamentos. Quedó adormecido, pero al rato se despertó. Se vistió y se marchó de la habitación donde yacían muertos sus dos hijos. Seguía con su idea de quitarse la vida y se dirigió hacia la costa. Se metió en el agua e intentó morir ahogado, pero tampoco lo consiguió. Horas después cogió un autobús y se dirigió hacia la zona de Formentor. Se asomó varias veces a los acantilados, pero fue incapaz de arrojarse.

Al día siguiente de localizarse los cuerpos de las dos víctimas, Peter Oyntzen fue localizado en Formentor por una patrulla de la policía Local de Pollença. El turista alemán confesó que era a él a quien buscaban y reconoció que había matado a sus hijos.

Se divorciaba de su mujer

Después se supo que antes de trasladarse a Mallorca de vacaciones ya había preparado la muerte de sus dos hijos. Hacía poco tiempo que había iniciado el proceso de divorcio con su esposa y el juez alemán le había concedido a ella la guarda y custodia de Katharina y Mathias. Oyntzen no lo aceptó nunca y decidió matar a los niños antes de que pudieran vivir con su madre. Por ello viajó de Alemania a Mallorca con varias sustancias y material médico, como agujas, catéteres o vendas.

Dos años después de descubrirse este macabro doble asesinato, el médico alemán fue juzgado por un jurado popular en Palma. El veredicto fue de culpabilidad. No se aceptó ni una sola de las atenuantes que planteó el acusado, que se mostró muy arrepentido por lo ocurrido. Alegó que estaba sufriendo una profunda depresión, con lo que explicós sus crímenes. Pero el jurado no le creyó y le condenó por dos asesinatos. La juez le impuso una pena de 34 años de prisión, si bien el código establece que el tiempo máximo de cumplimiento efectivo es de 20 años. Oyntzen ya lleva cumplidos más de 13 años, por lo que sólo le quedarían siete para salir en libertad.

El médico ha enviado un escrito al ministerio de Justicia en el que solicita su traslado a Alemania. Pide que se aplique el convenio de colaboración en materia de política penitenciaria entre ambos países. Fuentes jurídicas señalaron que el ministerio de Justicia no suele poner ningún reparo a que un condenado en España cumpla el resto de la pena que le queda en una cárcel de su país, en este caso Alemania, pero que se estudia caso por caso antes de dar respuesta a la petición que se plantea. El único requisito es que en la prisión donde se traslada al preso se respete la sentencia dictada en España, es decir, en este caso Oyntzen no podría cumplir más allá de los 20 años de prisión efectiva, como ocurriría si siguiera preso en España.