"Sí, es verdad, robé un frasco de colonia. Pero fue por necesidad. Estaba desesperado. Aun así, creo que eso no justifica que me dieran una paliza". Un joven dominicano que fue detenido la semana pasada en Palma por robar en un establecimiento comercial confiesa los hechos pero asegura que fue víctima de una brutal agresión por parte de dos vigilantes de seguridad. El muchacho, de 28 años, ha denunciado a los dos trabajadores por las lesiones que sufrió. Muestra los hematomas, magulladuras y golpes en distintas partes del cuerpo. "Ellos dicen que me resistí y que les pegué patadas, pero no fue así porque me arrojaron al suelo y no podía moverme", asegura.

La crisis económica le ha cambiado la vida. "Estoy en el paro. Tengo un hijo de cinco años y me veo obligado a pagar una pensión de más de 200 euros. Mi familia también tiene muchos problemas de salud y le tengo que enviar dinero para el tratamiento", se lamenta el joven. "Soy de Santo Domingo. Llevo ocho años en España y siempre he trabajado. Aquí llevo los papeles de mi vida laboral que lo demuestran", añade mientras exhibe varios folios del Ministerio de Trabajo. "Hasta ahora me ganaba bien la vida. Hacía de cocinero y tenía una nómina de más de mil euros. Pero me quedé sin trabajo. Nunca me había visto en esta situación", prosigue. "Necesitaba el dinero porque mi abuela está muy delicada de salud y mi madre también sufre una grave enfermedad. Les mando dinero siempre a Santo Domingo para que puedan comprar sus medicamentos", se justifica el muchacho.

Robo por necesidad

"La verdad es que nunca tuve necesidad de robar porque la vida me iba bien", reconoce el joven, que fue asistido por el abogado David Burgos tras ser arrestado por el Cuerpo Nacional de Policía. "Lo que hice fue una burrada. Estaba desesperado. No sé qué se me pasó por la cabeza. Yo no tengo antecedentes y nunca había hecho algo así", admite en tono arrepentido.

El muchacho insiste en que robó el recipiente de perfume por necesidad: "El frasco valía unos 60 euros y mi intención era venderlo en cuanto saliera del edificio comercial".

Los hechos ocurrieron el pasado martes 22 de septiembre cuando el sospechoso, ahora también denunciante, acudió a un establecimiento comercial de la ciudad. Allí robó una colonia y en seguida fue descubierto por el personal de seguridad. "Me metí el bote en una bolsa bandolera que llevaba. Luego, subí a otra planta y fui hacia unos probadores para quitar la etiqueta y que la alarma no sonara. Pero me vieron por las cámaras de seguridad cómo había sustraído la colonia y me siguieron", confiesa sin tapujos el autor de los hechos.

"Los vigilantes me dijeron que me habían visto cómo robaba y yo al principio lo negué. Pero después me di cuenta que era tan obvio y lo confesé. Les entregué entonces el bote de perfume", señala el joven. En ese momento, uno de los vigilantes le dijo al sospechoso que le acompañara. Le puso unas esposas en una mano y le llevaron a un descansillo, frente a los ascensores, según la versión del muchacho.

"Me apretó muchísimo con los grilletes. Y el otro compañero me pegó un fuerte puñetazo en el pecho que me hizo caer al suelo. Luego, uno de ellos se subió encima mío. Me dejó casi sin respiración. Soy asmático desde niño y tengo un 43 por ciento de capacidad respiratoria. Yo les dije que me estaban asfixiando y que se quitaran de encima. Uno de ellos me dio una patada cuando yo seguía en el suelo. Creo que todo duró unos dos o tres minutos", comenta el joven indignado.

"Yo en ningún momento me resistí y me negué a colaborar con ellos, una vez ya me habían descubierto y les había entregado el frasco de colonia. Al final, uno de los empleados de seguridad se quitó de encima cuando se abrió la puerta del ascensor y empezó a salir gente. Yo entonces empecé a pedir ayuda. Luego, me pusieron los grilletes en la otra mano y me apretaron tan fuerte que se me pusieron negras las dos manos. No las podía mover y les pedía por favor que me aflojaran las esposas porque pensaba que me iban a reventar las dos manos", explica el denunciante. Finalmente, el sospechoso fue conducido a unas dependencias del centro y allí la Policía lo detuvo y lo trasladó a la Jefatura. Al día siguiente, miércoles 23 de septiembre, el arrestado fue puesto a disposición judicial por un robo con violencia. La jueza le dejó en libertad. "Yo no les golpeé. Fueron ellos los que se pasaron. Fue brutal", concluye el joven.