¿Qué hacer con el dineral obtenido con la venta de drogas? Uno de los mayores quebraderos de cabeza para los narcotraficantes es cómo y dónde ocultar sus millonarios beneficios. Históricamente, los clanes optaban por blanquear el dinero comprando fincas y coches de alta gama mediante testaferros, pero el acoso judicial puso fin a esta práctica. El robo de varios millones en un agujero próximo al poblado, que dio origen al llamado caso Son Banya, y el hallazgo de varias cajas repletas de billetes en el subsuelo de un almacén de La Paca, evidencian un cambio de estrategia.

Durante sus años de esplendor, el clan más poderoso del poblado invirtió los beneficios del narcotráfico en fincas rústicas, viviendas y vehículos que solían figurar a nombre de ´hombres de paja´ o testaferros para tratar de enmascarar el origen del dinero. La Audiencia de Palma puso fin a esta práctica en 2006. El tribunal, tras un pacto entre las defensas y la fiscalía, condenó por blanqueo de capitales a 24 miembros del clan, que eludieron la cárcel pero debieron abonar multas que sumaban 805.000 euros. Además, la justicia se incautó de los bienes conseguidos con la venta de drogas. Para el clan, que tras lustros de actividad debía de creerse inmune, fue el primer aviso de que sus actividades no quedaban impunes. Un robo demostraría apenas un año después cuál era su nueva estrategia.

En abril de 2007, un toxicómano descubrió un zulo repleto de dinero en unas cuadras propiedad de un hermano de La Paca en los alrededores de Son Banya. Era una rudimentaria caja fuerte, un simple agujero excavado en la tierra y cubierto con ladrillos. El ladrón se llevó el dinero y desencadenó una caza de brujas que acabaría con buena parte del clan en el banquillo por torturas y lesiones. De aquel robo se recuperaron 911.000 euros, pero la sentencia cifra en torno a los seis millones la cantidad que se escondía en aquel agujero. Sin embargo, la matriarca negó durante el juicio que aquel dinero fuera suyo y explicó que no tenía zulos.

En julio de 2008, cuando la Guardia Civil asestó el mayor golpe contra el clan por traficar con drogas en la llamada Operación Kabul, los investigadores se incautaron de 600.000 euros. Buena parte de ellos aparecieron en un paquete escondido en un sofá de la vivienda de La Paca. Ningún escondite parecía ya seguro.

Buscando en las paredes

Hace apenas medio año, cuatro jóvenes irrumpieron en una casa que la matriarca tiene en la calle Sant Leandre, en Palma. Llevaban varias herramientas con las que pretendían, supuestamente, abrir las paredes de la vivienda en busca de dinero. Pero la Policía los sorprendió y frustró su plan. La inquilina explicó que ya habían entrado a robar varias veces y que unos días antes habían drogado a los dos perros pitbull que había en el inmueble ¿Qué ocultan aquellos tabiques? ¿Hay otro botín millonario emparedado?

La Operación Musaraña confirmó las sospechas de la Policía. El hallazgo, la semana pasada, de cuatro millones y medio de euros y siete kilos de joyas escondidos, bajo una gruesa capa de hormigón, en el subsuelo de un almacén de la matriarca certificó que el clan había optado por esconder con celo sus ganancias. A las puertas de aquel garaje fue detenido Tomás L.C., un toxicómano que vivía en un camión junto al local y que al parecer se encargaba de vigilarlo. Este hombre ya apareció, tras el robo millonario del año 2007, como la persona que pudo informar al ladrón de dónde estaba el dinero, según la sentencia del caso Son Banya. Estaba citado a declarar como testigo, pero no se presentó al juicio.

Aunque esta última operación policial ha supuesto un durísimo revés a las finanzas del clan de La Paca, los investigadores no descartan que puedan existir otros escondites.