Según ha informado hoy el Instituto Armado, la operación comenzó de noche, cuando los guardias civiles detectaron una embarcación semirrígida y sin iluminación que subía el río Guadalquivir en dirección a Sevilla.

Los agentes organizaron un dispositivo para localizar la embarcación que dio sus frutos por la mañana, cuando encontraron el barco, que estaba dotado con potentes motores, escondido entre arbustos y con rastros de que había transportado hachís.

Al mediodía, los guardias observaron embarcaciones subiendo río arriba, y en una zona conocida como la Señuela, en Lebrija (Sevilla), localizaron fardos que eran embarcados por tres personas, de las que dos emprendieron la huida en un barco y la otra lo hizo a pie.

El helicóptero de la Guardia Civil que participaba en el dispositivo persiguió durante 45 minutos a la embarcación cargada, que se había dado a la fuga.

Durante este tiempo, la tripulación del helicóptero hizo reiteradas indicaciones a los ocupantes del barco paran que detuvieran la embarcación y se dirigieran a tierra.

En un giro brusco, la embarcación volcó y sus dos ocupantes cayeron al agua, uno de los cuales pudo alcanzar la orilla nadando, mientras que el otro logró subir de nuevo al barco y continuó la fuga.

Los agentes del helicóptero tomaron tierra, auxiliaron a la persona caída al agua y la detuvieron, tras lo cual reanudaron el seguimiento de la embarcación hasta que el fugado embarrancó en tierra y emprendió la huida a pie.

Esta persona se ocultó en la vegetación y no pudo ser capturado dado que las condiciones no permitían que los agentes descendieran del aparato y lo persiguieran por tierra.

La patrullera del Servicio Marítimo, junto con componentes de la Comandancia de Sevilla, se dirigieron al lugar donde presumiblemente habían descargado el hachís y localizaron 31 fardos de polen de hachís que dieron un peso de 961 kilos.

Los agentes han identificado a los dos huidos, que se encuentran en situación de búsqueda y detención para ser presentados ante la autoridad judicial.