Las investigaciones que condujeron el mes pasado a la detención de los principales jefes de la mafia rusa, que llevaban años en España, en la que se denominó "operación Troika", ha revelado estrechos vínculos de las organizaciones criminales Tambovskaya y Malyshevskaya con altos cargos de la política y el ejército rusos. En las grabaciones telefónicas grabadas a los principales sospechosos aparecen repetidas referencias a destacados personajes políticos, entre los que podría estar el presidente de la Duma, el parlamento ruso.

Según la información publicada ayer por el diario Abc, que cita fuentes de la Policía y la Guardia Civil, durante la larguísima investigación se grabaron miles de conversaciones telefónicas de los presuntos mafiosos, que durante las negociaciones para sacar adelante sus proyectos ponían como garantía sus contactos con altos cargos del gobierno y el ejército rusos.

Aparte de las actividades ilegales que podrían ser consideradas "clásicas" en un grupo mafioso, como la extorsión, el tráfico de drogas y las palizas por encargo, estas organizaciones criminales dirigidas desde Mallorca y Málaga habrían tenido un papel muy activo en la construcción de infraestructuras en Rusia. Según la información del diario madrileño, en los últimos dos años estos grupos habrían obtenido suculentos contratos para la construcción de obras públicas, incluida una autovía, pese a que no contaban con profesionales para desarrollar estos trabajos.

En una de las conversaciones intervenidas, Gennadios Petrov se refiere a una persona cuyo nombre se parece al del jefe del parlamento ruso. Los investigadores creen que podría tratarse de él.

En otra de las conversaciones grabadas mientras Petrov navegaba en yate por aguas de Mallorca, el mafioso dice que llevaba como invitado al agregado comercial de la embajada rusa.

Los vínculos de las organizaciones mafiosas descabezadas en la "operación Troika" con los círculos del poder en Rusia son antiguos. De hecho, el antecesor de Petrov al frente del la Tambovskaya, Vladimir Kumarin, que en la actualidad está preso en Rusia, tuvo como asesor en una de sus empresas a principios de los años 90 al actual presidente del país, Vladimir Putin, cuando era vicealcalde de San Petersburgo. Kumarin tenía el monopolio del suministro de carburante en el puerto y aeropuerto de la ciudad, según una información del diario El País.