Cuatro días después del accidente entre dos barcos que lanzó 10.500 toneladas de crudo al mar en Corea del Sur, miles de soldados y vecinos luchan para frenar el avance del mayor desastre ecológico del país sobre playas y criaderos de marisco. El chapapote afecta ya de forma considerable a 20 kilómetros de la costa occidental surcoreana bañada por el Mar Amarillo, según las últimas informaciones, y ha teñido de negro varios conocidos enclaves turísticos y arruinado criaderos de marisco de la región de Taean.

A última hora de la tarde del domingo, en la zona afectada trabajaban en las tareas de limpieza y contención del crudo vertido más de 90 barcos, seis aviones y 6.650 soldados y policías, junto a miles de vecinos y voluntarios, aunque por el momento tan sólo se han podido retirar 100 toneladas, apenas un 1 por ciento del total del vertido.

Además, durante las dos últimas jornadas los equipos de emergencia han construido una barrera de doce kilómetros para contener el avance de la mancha de fuel vertida por el petrolero Hebei Spirit y están utilizando productos químicos para detener su avance.

A pesar de que se consiguió detener a primera hora de ayer la tercera y última de las tres vías por las que escapaba el crudo del petrolero accidentado, el grueso de la marea negra no ha alcanzado aún las costas surcoreanas. La bolsa de petróleo que se aproxima tiene un diámetro de 20 kilómetros.