Sven Holger M., el hombre que fue detenido el pasado jueves como sospechoso por el triple crimen de ´El Rey de la Cerveza´, su hijo y una empleada en 1997 en Palma, llevaba varios meses siendo investigado en secreto por la Policía alemana. El caso, tras ocho años archivado por falta de pruebas sobre la autoría de los asesinatos, había sido reabierto por un juzgado de Palma. La Policía alemana y la española han colaborado en los últimos meses para tratar de arrojar luz sobre un caso donde todavía hay más sombras que claros.

El sospechoso, que fue hombre de confianza del empresario asesinado y mantuvo una relación sentimental con su viuda, fue detenido después de que la Policía le sometiera a vigilancia durante algunos meses. En este tiempo, se descubrieron algunos indicios de que Sven Holger M. sabía más de lo que había contado en su momento sobre el crimen. En absoluto secreto, los investigadores trataron de descubrir nuevas pistas. Varios agentes alemanes se desplazaron a Palma. Las pesquisas fueron seguidas de cerca por la fiscalía de Frankfurt y la comunicación entre las policías de ambos países fue fluida. Unos y otros se informaban puntualmente de los avances realizados.

Así, el Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía detuvo en Palma al principal sospechoso que durante los últimos meses había impulsado la investigación. El otrora hombre de confianza del próspero empresario alemán asesinado en 1997 negó desde el primer momento cualquier implicación en su muerte. Si bien reconoció que había mantenido una relación sentimental con la viuda, Diana Ritter, negó que este vínculo fuera anterior a la muerte de Manfred Meisel. Respecto a la documentación de ´El Rey de la Cerveza´ que la Policía encontró en su casa, el detenido explicó que los guardaba en memoria de su jefe y aseguró que su valor era únicamente sentimental.

A pesar de que sus explicaciones no convencieron a los investigadores, el juez de guardia le dejó en libertad. Las pruebas recogidas contra él no tenían entidad suficiente como para implicarle directamente en el asesinato de Meisel, su hijo de ocho años y una empleada, ocurrido en una finca de es Pil·larí en noviembre de 1997. El caso está ahora abierto de nuevo, tras diez años de pesquisas poco fructuosas, aunque el móvil del asesinato y su autoría siguen envueltos en un halo de misterio.