Cozumel e Isla Mujeres, las dos pequeñas joyas de las aguas turquesas del Caribe mexicano, están sepultadas bajo pilas de escombros, postes de electricidad y árboles caídos. El mar enfurecido por el huracán Wilma invadió la costa y el viento rompió cristales, arrastró muebles, arrancó los aires acondicionados de los hoteles, destruyó muelles.

"No sé ni por dónde empezar", dice una empleada de una tienda de artículos turísticos del centro de Cozumel, mientras seca con un trapo unos cinturones. Un hombre joven, sentado sobre una pila de ramas y rocas con la cabeza apoyada en las manos, guarda silencio.

Cozumel, que está a oscuras desde el viernes, perdió dos de sus tres puertos turísticos y sufrió daños en el 100% de los hoteles. Una situación similar vive Isla Mujeres. Toda la infraestructura pesquera sucumbió.

Para los damnificados en toda el área afectada hay graves problemas de desabastecimiento. Muchos se quejan de que no llegan los barcos con los alimentos básicos para subsistir. Empleados con bates de beisbol montan guardia en los pocos supermercados abiertos en Cancún para desalentar eventuales saqueos.