Cuarenta niños fueron rescatados de los escombros de una escuela en Balakot, una de las ciudades de Pakistán destruidas por el seísmo del sábado, mientras se ha informado de actos de pillaje en algunas áreas devastadas. Tropas paquistaníes y equipos franceses rescataron a 40 niños de las ruinas de una escuela en Balakot, en la provincia de North West Frontier, al tiempo que sacaron 60 cadáveres de escolares.

Se encontraban entre los escombros de la escuela Shaheen, que se desplomó por completo el pasado sábado cuando en su interior había cerca de 400 niños. Mientras, la ayuda va llegando con cuentagotas al área del norte de Pakistán afectada por el seísmo del sábado, lo que está provocando un aumento de las protestas y ha causado ya algunos actos de pillaje, según varios medios.

En Muzzaffarabad, capital de la Cachemira paquistaní devastada por el seísmo, ha comenzado a llegar asistencia debido a que finalmente el lunes se despejó la carretera desde Islamabad, cerrada desde el sábado pasado. Diversos medios han informado de que las casas han sido saqueadas y algunos camiones asaltados por la población, que desde el sábado vive a la intemperie, expuesta a los primeros fríos, a sólo seis semanas del comienzo del invierno.

De las áreas más remotas de Pakistán apenas se saben noticias, aunque se teme que no tengan agua ni electricidad y que, cuando lleguen allí los equipos de rescate, aumenten considerablemente las cifras de víctimas. Las organizaciones humanitarias han expresado su preocupación por los cuatro millones de damnificados que se calcula ha provocado el terremoto del sábado, entre heridos, desplazados y personas sin hogar.

La aldea de Salalabad es una muestra de la total destrucción causada por el seísmo en gran parte de la Cachemira india y un ejemplo de hasta dónde puede llegar la desesperación humana. "Hemos sobrevivido al terremoto, aquí no ha habido casi muertos, pero ahora moriremos con el frío del invierno, no tenemos ningún cobijo y, aunque lleguen tiendas, no dan abrigo suficiente", aseguró Begum Jaan, una mujer de 32 años que lloraba al borde de la calzada.

Más de cuatro horas por una carretera llena de baches lleva recorrer los cien kilómetros que separan Srinagar, capital de la Cachemira india, de Salalabad (a cuatro kilómetros de la también devastada Uri), que con todas sus casas total o parcialmente derrumbadas es uno de los pueblos más afectados de la región. Según se asciende, la destrucción y las enormes pérdidas materiales son notorias. Al ver llegar a personas ajenas a esta vecindad de unos pocos centenares de habitantes, las mujeres rodean a los extraños: "Por favor, por favor, hagan algo. Pidan ayuda. Hace días que estamos esperando".