Un empresario español permanecía ayer desaparecido tras el devastador terremoto de Pakistán, donde la pequeña colonia española vivía ayer con ansiedad las constantes réplicas de un seísmo que el día anterior les dio "un susto tremendo", según explicaron.

"Lo que más ansiedad nos da es que se repiten los temblores constantemente aunque ahora son mucho más cortos, de apenas dos o tres segundos, y no da tiempo ni a salir de casa", explicaba ayer Yolanda Estrada, esposa de un diplomático español, que se llevó "un susto horroroso" con el terremoto.

La embajada española en Islamabad "ha podido localizar a prácticamente todo el mundo", con excepción del empresario que tenía una residencia en la torre del complejo Margalla de Islamabad, derruida por completo y que se ha convertido en la imagen que resume la fuerza del terremoto que asoló el subcontinente indio.

"No lo hemos podido localizar y estamos lógicamente preocupados. Ha sido un terremoto muy fuerte, se siguen produciendo réplicas y por desgracia el edificio donde tenía su residencia es uno de los destruidos", dijo el embajador español, José María Robles Fraga.

Ese empresario, cuya identidad no había sido facilitada, residía por temporadas en Pakistán por negocios y se cree que había pasado la noche en su apartamento de esa cotizada zona de Islamabad cuando se produjo el seísmo.

Robles Fraga declaró que "prácticamente ya hemos podido localizar a todo el mundo" entre los residentes españoles en Pakistán, aunque es más difícil determinar la localización de los transeúntes que no se han registrado en la embajada.

En Faisalabad, al sur de la Cachemira paquistaní -donde se situó el epicentro del fuerte terremoto-, se encontraba un grupo de jóvenes vascos a los que no les pasó nada, aunque vieron cómo se caía un edificio entero.

La colonia española en Pakistán está integrada por unas cincuenta personas y la mayoría se encuentran bien.

, aunque con el lógico impacto emocional de haber vivido un terremoto de 7,6 grados en la escala de Richter y ver sus consecuencias en la destrucción de muchos lugares donde viven, sobre todo Islamabad.

Una mujer de nacionalidad colombiana vio en directo cómo se derrumbaba totalmente uno de los edificios del complejo Margalla porque vive enfrente, mientras que otros españoles observaron poco después la destrucción en las calles de la capital paquistaní.

Lucía Carro, directora del Departamento de Español de la Universidad de Islamabad, explicó a EFE que en la zona en la que vive "se movieron las casas pero no pasó nada" y que en un primer momento no le dio importancia porque esto es algo común en la capital paquistaní.

"Estamos acostumbrados a los temblores porque vivimos en una zona sísmica por lo que no me entró pánico al principio pero ahora, con tantas réplicas después, la verdad es que ya no sabemos qué hacer", dijo esta profesora.

Expertos sismólogos de Pakistán indicaron que después de las 03.50 GMT del sábado, cuando se produjo el devastador seísmo que ha podido causar 30.000 muertos en este país, se han registrado 21 réplicas de más de 5 grados en la escala Richter, que han creado pánico en amplias áreas del país.

Yolanda, que ayer salió corriendo de la cama al notar cómo todo se estremecía todo por el fuerte seísmo, vive las réplicas actuales con temor y con mucha "ansiedad", que en las últimas horas no la han dejado dormir bien.

Finalmente, Lucía Carro llamó la atención sobre la mala coincidencia de que el seísmo se haya producido en Pakistán, una República Islámica, sólo unos días después de que comenzase el mes de ayuno musulmán del Ramadán.