La Audiencia de Palma celebró ayer la vista oral contra dos jóvenes hermanos acusados de dejar tuerto a un hombre durante una trifulca ocurrida en el verano de 2000 en el hipódromo de Manacor. La agresión se produjo tras una discusión motivada por una presunta irregularidad en una carrera disputada por el padre de los acusados.

El ministerio fiscal solicita una pena de ocho años de prisión para cada uno de los imputados por un delito de lesiones, además de una indemnización de 12.000 euros por las secuelas que le quedaron a la víctima: la extirpación del globo ocular izquierdo, prejuicio estético y la incapacidad permanente para ejercer la profesión de albañil.

Los hechos ocurrieron en el mes de junio de 2000 en el hipódromo de Manacor donde se celebraban carreras de caballos. Los dos hermanos acudieron al lugar para presenciar la competición en la que participaba su padre con una yegua propiedad de la familia.

Uno de los acusados manifestó ante el tribunal de la sección segunda que todo empezó después de que insultaran a su progenitor por una supuesta "irregularidad" o "mala maniobra" en la carrera. Finalizada la prueba, los imputados se dirigieron a las cuadras para desvestir al animal pero, a los pocos minutos, decidieron ir a una sala frente a las tribunas porque se celebraba un convite para todos los participantes. A mitad de camino, varias personas insultaron a los jóvenes y uno de ellos intervino para que no agredieran al otro, según la versión de los presuntos agresores.

Poco después, se desencadenó la trifulca y hubo un forcejeo entre las dos partes. Uno de los hermanos negó haber propinado una patada en la cabeza a la víctima mientras ésta se encontraba en el suelo. No obstante, el agredido señaló durante el juicio que después de caer a tierra siguieron dándole golpes. Supuestamente, una de estas patadas pudo causarle el estallido del globo ocular izquierdo y lesiones y contusiones en el párpado. Los forenses de Manacor, Emilia Salas y Javier Alarcón, reforzaron esta versión al indicar que la lesión se debió a un objeto que entró directamente en el ojo, siendo más probable por una patada que por una caída.