'Possessions', un 'Monopoly mallorquín' que une humor, crítica y amor por la isla en forma de tablero
El humorista valenciano Rubén García, afincado en Mallorca, presenta un juego de mesa que retrata con ironía la idiosincrasia, los contrastes y las peculiaridades de la vida mallorquina
Con casillas que van desde Son Gotleu hasta Son Vida, se trata de un proyecto nacido entre monólogos y partidas con amigos

El cómico Rubén García sosteniendo su juego de mesa, 'Possessions'. / Juan A. Moreno
Comprar, vender y reír en Mallorca. Esa es la premisa de Possessions, un juego de mesa que combina el humor, la crítica social y el amor por la isla. Su creador, el cómico Rubén García, lleva ocho años residiendo en Mallorca y acaba de lanzar este Monopoly con aire mallorquín.
La idea de Possessions surgió de una anécdota que mezcla realidad, ironía e instinto cómico. “Siempre he sido fan del Monopoly. De hecho, mi primer monólogo en Paramount Comedy fue sobre ese juego”, comenta García. “Un día jugué al Monopoly con mallorquines que tienen hoteles en la isla. Fue tan surrealista que un mallorquín con hoteles reales cayese en un hotel mío en el tablero que pensé: 'Este es el momento de hacer un Monopoly a la mallorquina'", explica.
El resultado fue un juego que cuenta con un tablero que reproduce la isla y sus localidades más emblemáticas. Desde los pueblos del interior hasta los barrios de Palma, pasando por zonas costeras y espacios naturales protegidos.

El juego de mesa 'Possessions', con un tablero que reproduce la isla y sus localidades más emblemáticas. / Juan A. Moreno
“Tenía claro que debía ser todo de aquí, no una copia. Las casillas más caras son Passeig del Born o Son Vida y las más baratas, Son Gotleu y La Soledat", señala el humorista. "Hay guiños constantes a la realidad de la isla”, añade.
Humor, crítica y cariño por la tierra
Más allá de la diversión, Possessions encierra una mirada crítica hacia temas que preocupan a los mallorquines. “El juego tiene una crítica a la especulación y al problema de la vivienda”, reconoce García.
“Por ejemplo, en Cabrera y Sa Dragonera no se puede construir ni comprar. Aunque tengas mucho dinero, llega un momento en que ya no puedes construir más, lo cual es una forma de reflejar que la isla tiene límites y que hay que cuidarla”, subraya.
Las cartas Uep! —divididas en categorías 'mallorquí', 'foraster' y 'guiri'— aportan el toque más cómico, al tiempo que representan la sociedad mallorquina. “Son situaciones muy nuestras”, explica. “Si caes en la Vía de Cintura te quedas un turno sin tirar por el atasco o si pasas por Magaluf pagas 50 doblers por la ambulancia y te quedas sin tirar por la resaca", señala García. Además, en Son Banya se puede construir sin licencia, lo cual le da "ese punto de humor con crítica detrás”.
El humorista asegura que el juego es fruto tanto de su experiencia como foraster como de las conversaciones con los propios mallorquines. “Mi vida aquí se nutre de lo que escucho y de lo que me cuentan. Hablar con ellos y conocer su manera de ver la isla ha sido fundamental”, explica.
Incluso ha llegado a hablar con descendientes de quienes cuidaban el faro de Sa Dragonera. "Me contaron cómo el pueblo de Mallorca luchó para que no se construyera allí. Por eso, esa defensa del territorio también está reflejada en el juego”, recalca.
Un juego con alma mallorquina
Para García, el mensaje va más allá del entretenimiento. “Me gustaría que quien juegue se sienta dentro de Mallorca, aunque esté en Soria o en Berlín, que reconozca esas cosas que solo pasan aquí y que entienda que esta isla hay que cuidarla”, confiesa.

Rubén García, el creador de 'Possessions'. / Juan A. Moreno
“Si alguien se puede divertir en familia, se siente un poco mallorquín jugando y entiende que no se puede construir sin medida, habré conseguido lo que quería”, añade.
Possessions empezó a producirse en julio y llegó a Mallorca a finales de septiembre. En apenas dos semanas, la mitad de la primera tirada de 1.000 unidades ya estaba vendida. “Desde el 1 de octubre está en algunas tiendas de la isla y ahora empezamos con la distribución más amplia y las campañas de promoción”, comenta.
“La gente lo está recibiendo como yo quería: con humor", asegura. "Alguno me ha dicho que no he puesto su pueblo y yo les contesto que no podía meter toda la isla, que tenía que ser jugable y funcional”.
De los escenarios al tablero
Rubén García (Valencia, 1983) acumula más de una década de trayectoria en la comedia. Empezó en 2010 con monólogos en su ciudad natal y desde 2014 actúa semanalmente en La Chocita del Loro de la Gran Vía madrileña.
Hoy, llena teatros como el Principal de Inca —con las entradas agotadas meses antes— y ha conectado con el público local gracias a su espectáculo Queridos Mallorquines, que pronto tendrá una segunda parte titulada Foraster Infiltrado.
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