Boira, la tienda mallorquina más divertida de Las Palmas de Gran Canaria

Los hermanos Andrea y Alejandro Haro se mudaron dejaron Mallorca para ir a Las Palmas de Gran Canaria y emprender una nueva vida, y un nuevo negocio, tras el confinamiento

Laura de Pablo

Un lugar que va asociado al humor, al color y a la buena vibra nada más pisar la tienda. Aquí vive la gente con buen rollo, se lee en uno de esos imanes de nevera que se regalan cuando se visita una ciudad de vacaciones, pero con una vuelta de tuerca y huyendo de lo convencional. 

Esa es una de las características de Boira, un establecimiento que lleva abierto casi dos años en la calle San Pedro, en la zona comercial de Triana. Artículos de regalo, ropa y joyería artesana se dan la mano en un lugar que aporta variedad y diferencia a la oferta comercial. «Nosotros decimos que entrar en Boira es una experiencia, no solo de compra, sino de distracción. La gente se detiene a leer las frases de las bolsas o de las libretas, y si han tenido un mal día, les saca una sonrisa», comenta Andrea Haro, una de las propietarias, que junto a su hermano Alejandro, llegaron desde Mallorca con la idea de un cambio en sus vidas. 

«Llegamos un día en que había mucha calima, y en mallorquín a ese fenómeno le llamamos ‘boira’; de ahí que eligiéramos el nombre para la tienda, para unir a las dos islas», añaden. Ella, abogada. Él diseñador y bailarín; junto a sus padres se embarcaron en su primer proyecto juntos. La familia al completo hizo las maletas y cruzó el charco para crear algo «muy diferente que vimos que aquí no había». 

'Putos sofocos', frases como regalo

Cartel situado en la entrada de la tienda

Cartel situado en la entrada de la tienda / Juan Carlos Castro

«El regalito es el atractivo principal, y con él, las frases que aparecen en libretas, bolsas o tote y tazas». Frases sobre las que dudaron al inicio de si incluirlas o no en sus diseños. 'Puto calor' o 'Putos sofocos', escrito en un abanico; o 'Puto autónomo', en una libreta; y hasta un 'Mierda, otra vez tú', en un felpudo para casa "expresan lo que todos hemos pensado en algún momento", explican. "Pero no sabíamos si lo iban a ver desde el humor o desde lo ofensivo», añaden. Ahora, esas frases -y eso artículos-, son de lo más demandado de esta colorida tienda. Un negocio en el que las decisiones se toman en familia. «Nos sentamos todos, mis padres también, y si algo después que no funciona bromeamos sobre a quién echarle la culpa por haberlo elegido». Recorrer la tienda es despertar los sentidos al color y al diseño vanguardista. Un original probador -hecho con planchas en forma circular es de las cosas que atrae la mirada. «Fue de donde partimos para decorar el resto de la tienda, siempre intentando huir del mobiliario estándar», comenta Alejandro. 

Las tendencias también se atraen. «En un inicio traíamos marcas de fuera que ya conocíamos, como Pitágora, Singular, Compañía Fantástica, Fisura, La Vida Mola, o Daniel Chong». Marcas que despuntan en Barcelona, Madrid o Mallorca; pero también se encuentran entre sus anaqueles sellos canarios como los bolsos de Santi Carballo, las ilustraciones de Texiade, o la bisutería de Aulaga, entre otros. «Si algo teníamos claro es que íbamos a apostar por los artesanos y diseñadores locales», recalcan los hermanos Haro. 

Entre tantos artículos, los propietarios tienen sus "preferidos". Además de los abanicos con frases, los gatos de la suerte. «Son de varios colores y siempre han estado en Boira, por eso les tenemos tanto cariño». 

Las dificultades del comercio

Tanto él como Andrea coinciden en que el pequeño comercio atraviesa, en general, un momento difícil. «Es complicado mantenerse frente a tantas franquicias, marcas low cost y abrirse camino con tantos centros comerciales que hay en la Isla». A eso añaden las dificultades propias de ser autónomo. «Bajas el cierre y todavía te quedas trabajando, hacer envíos fuera, además, es complicado desde Canarias», expone Alejandro.

La revitalización de la zona comercial ha costado que llegue hasta ellos. «Hemos tenido reuniones para presentar proyectos de mejora porque, por ejemplo, las luces de Navidad de la calle Mayor no llegaban hasta aquí, parecía que Triana acababa más abajo", subraya Andrea, quien sigue apostando porque los usuarios aprecien lo que sí les diferencia. «Los pequeños comercios damos un trato personalizado, más cercano. Envolvemos cada compra, y ni siquiera cobramos las bolsas, son detalles que cuentan».

Tras dos años en esta zona, reconocen que la ubicación ha hecho que mucha más gente les conozca. Aunque la visibilidad también se consigue con el boca a boca a través de redes sociales, donde despuntan con contenido original, siguiendo la estela de su propia tienda. Este tiempo en el que se han ido abriendo paso en Las Palmas de Gran Canaria les ha servido para animarse a diseñar ellos mismos sus propios productos. La cabeza creadora de Alejandro, y la organización de Andrea hacen que ahora sean ellos los que empiezan a exportar productos canarios fuera. "Ahora nos piden muchos diseños, por ejemplo, de Puro Gofio».

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