Jorge El Pediatra | Personas de alta sensibilidad… PAS

Algunos poseemos un sistema nervioso más reactivo, percibimos sutilezas que otros no pueden y procesamos la información de un modo mucho más profundo

Personas de alta sensibilidad… PAS

Personas de alta sensibilidad… PAS

Jorge Muñoz

Jorge Muñoz

Muy buenas, familias, hoy me apetece escribir sobre las personas de alta sensibilidad, la razón es… Me considero una de ellas, persona PAS. Es cierto que existen test para hacer el diagnóstico pero las personas PAS tenemos una serie de características que nos hacen ser así, incluso puedo utilizar la palabra «diferentes». No tienen por qué cumplirse todas ellas, pero sí la mayoría, pero tampoco tener únicamente una característica o dos te hacen una persona PAS.

Hay que dejar claro que no es una enfermedad, yo diría que es un don… Poseemos un sistema nervioso más reactivo, percibimos sutilezas que otros no pueden y procesamos la información de un modo mucho más profundo. Por ejemplo, si estamos acostumbrados a que nuestra mamá nos envíe un mensaje diciendo: «Hijo, buenas noches, te quiero mucho», y al día siguiente escribe: «Hijo, buenas noches», puede que le demos vueltas para intentar saber por qué no me ha dicho que me quiere, haciéndonos pensar que quizá hemos dicho algo que le ha molestado. Dicho de otro modo, nos ponemos en el lugar del otro, tenemos gran empatía, tanto para lo bueno como para lo malo. Si a mi amigo le va bien, voy a ser muy feliz, pero si le va mal, lo pasaré fatal. El nivel de conexión con los demás es muy alto.

Debido a ello nos cuesta pertenecer a grupos porque percibimos todo de otro modo, más intenso quizá, de hecho, a mí me han llegado a llamar intenso en ciertas reuniones, pero siempre desde el cariño, al menos eso pienso.

Esta alta sensibilidad hace que nos podamos sentir abrumados por ruidos, sonidos, gente y necesitemos nuestro espacio para estar solos y cargar energías, sintiéndonos en ocasiones «bichos raros», aunque a mí me fascina sentirme así, un bicho raro. Recuerdo de niño, tendría 11 o 12 años, yo vivía en la capital del mundo, Bilbao, y el Athletic ganó la liga, toda la ciudad se paralizó, sacaban la gabarra por la ría con los jugadores y la Copa, se suspendieron las clases, aunque recuerdo que teníamos exámenes a la siguiente semana… El hecho de estar con tanta gente se me hacía muy cuesta arriba y utilicé la excusa de los exámenes para quedarme en casa a estudiar, tanta muchedumbre y tanto ruido se me haría insoportable, aunque con el tiempo he aprendido a gestionarlo.

Somos también altamente sensibles al arte, la música, pintura, lectura… tanto para percibirla como para crearla, lo cual nos hace vivirla de un modo muy especial.

Nos encanta expresar lo bonito que es todo. «Mira qué bien nadan esas chicas…», « ¡qué color tan bonito tiene el cielo hoy!», «¿has visto qué gafas tan bonitas lleva esa señora?», « me encanta el abrigo que llevas». Yo, de niño, cuando me invitaban a comer a casas de compañeros siempre decía lo buena que estaba la comida, con el consiguiente codazo de mi amigo diciendo «¡pelota!», y nunca lo he cambiado, he seguido así.

Esta empatía tan desarrollada hace que nos preocupemos por el bienestar de la gente que nos rodea constantemente, olvidándonos de nosotros mismos y esto sí que es importante trabajarlo. Incluso llegando a extremos en los que hace falta ayuda de profesionales de la salud mental para guiarnos con pautas sencillas que nos enseñen a cuidarnos más.

Lo más importante que quiero expresar es que la alta sensibilidad no es, ni mucho menos, una debilidad, todo lo contrario, es una virtud, una fortaleza que nos enriquece como personas, disfrutando más intensamente de la vida, en lo bueno y en lo malo, siendo capaces de llevar a cabo proyectos importantes para ayudar al prójimo. Me mola ser PAS, ahí lo dejo. n

Podéis contar con nuestro equipo de Espacio Jorge el pediatra, contactando por Whatsapp en el 667719202.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents