Hoy no me puedo levantar, crónica social de Mallorca

«Fitureando»

El estand de Baleares ha sido uno de los puntos de atracción en la feria turística que se ha celebrado hace tan solo unos días en Madrid. Los proyectos políticos han estado acompañados de buena gastronomía y moda

¿Quién necesita un billete de avión cuando tienes Fitur? Las Balears han vuelto a hacer de las suyas, transformando un pedacito del gris Madrid en un auténtico paraíso mediterráneo. Y vaya si lo han conseguido...

Como quien monta una obra de teatro, el estand balear se ha convertido estos días en el escenario más cotizado del recinto ferial. ¿El reparto? Un desfile continuo de políticos engalanados, empresarios con sus mejores trajes y curiosos que, como quien no quiere la cosa, se acercan a ‘fisgonear’ un poco (que levante la mano quien no lo haya hecho).

Si en verano el Club Náutico de Palma es la pasarela donde hay que dejarse ver durante la Copa del Rey de Vela, el estand balear en Fitur es su versión invernal. La única diferencia es que aquí se cambian los trajes de baño por americanas y tacones, aunque el arte de «ver y ser visto» sigue siendo el mismo.

Y es que, como cantaba el inigualable Javier Gurruchaga con su Orquesta Mondragón, «Viaje con nosotros a mil y un lugar...» Aunque en este caso, el viaje ha sido al revés: las islas han venido a nosotros, convirtiendo este rincón de Madrid en una embajada temporal del paraíso balear. ¿Quién dijo que no se puede disfrutar del Mediterráneo en pleno enero?

Entre reuniones de alto nivel y eventos varios, el estand se ha convertido en el punto de encuentro donde la crème de la crème balear y foránea hace su agosto... ¡en enero! Y es que cuando se trata de promocionar las bondades de las islas, nadie se quiere perder la fiesta.

¿El resultado? Un espectáculo digno de ver, donde las aguas cristalinas, las playas de arena blanca y la gastronomía balear han sido las verdaderas estrellas... aunque algunos de los asistentes hayan intentado robarles el protagonismo. ¡Qué se le va a hacer! En Fitur como en las islas, siempre hay espacio para todos.

Y aquí estamos, todavía con la resaca de la feria de turismo (y no precisamente de sol y playa), para contarles todo lo que hemos visto en «Madriz», que como diría un castizo, no es poca cosa...

1 El futuro del turismo se tiñe de verde en Fitur 2025.

Entre sorbo y sorbo de café en el bullicioso Fitur, uno no puede evitar sentir que algo está cambiando en el panorama turístico de nuestras islas. El ambiente rezuma optimismo, pero no el de antaño basado en cifras de visitantes, sino uno más maduro, más consciente.

«Ha llegado el momento de volver a ejercer el liderazgo turístico», proclamó la presidenta Marga Prohens con una sonrisa que revelaba tanto determinación como responsabilidad. Y vaya si tienen un plan: inversiones focalizadas en medio ambiente y gestión del agua, que suenan como música para los oídos de una industria que busca reinventarse.

Lo más refrescante de esta edición es ver cómo la nueva campaña «La raó ets tu» no es solo un eslogan bonito. Entre los pasillos del estand balear, empresarios locales y agentes del sector compartían ideas sobre turismo deportivo y cultural, mientras el ministro Jordi Hereu y Rosario Sánchez, secretaria de Estado de Turismo, asentían aprobadores.

La palabra «desestacionalización» flotaba en el aire de esta feria turística como un mantra, pero esta vez respaldada por proyectos concretos: preservación del patrimonio, formación especializada y una apuesta decidida por la investigación y desarrollo. Parece que, por fin, el turismo sostenible ha dejado de ser una promesa para convertirse en un plan de acción.

2 Mallorca seduce a Madrid con esencia, estrellas Michelin y alta costura.

En una noche que quedará grabada en la memoria del sector turístico español, el Real Casino de Madrid se vistió de gala para acoger Mallorca en Esencia, un evento que reunió a la flor y nata del turismo nacional e internacional. Cerca de 200 invitados tuvieron el privilegio de disfrutar de una velada que fue mucho más que un simple encuentro profesional.

El anfitrión de la noche, el presidente del Consell de Mallorca, Llorenç Galmés, ejerció como perfecto maestro de ceremonias, flanqueado por Marcial Rodríguez y Susanna Sciacovelli, quienes conformaron un trío de altura para recibir a representantes de gigantes del sector como Edreams, Easyjet y Amadeus, entre otros pesos pesados de la industria.

La velada fue un festín para los sentidos, donde los chefs estrella Michelin Santi Taura y Jordi Cantó desplegaron su maestría culinaria, elevando los productos locales a la categoría de arte. Mientras los comensales degustaban estas delicias mallorquinas, la joven soprano Lorena Bonnín, acompañada al piano por Carlos Bonnín, deleitaba a los presentes con un repertorio que iba de lo clásico a lo popular, creando una atmósfera única.

El toque de humor corrió a cargo del inimitable Agustín el Casta, quien arrancó carcajadas con su particular visión del «humor mallorquín», demostrando que las reuniones de alto nivel también pueden ser divertidas.

Pero si algo robó el protagonismo fue el desfile de moda artesana de Mallorca, donde la presentadora Ainhoa Arbizu lució tres conjuntos que quitaban el aliento. Desde la tradicional tela de lenguas, hasta elegantes creaciones de Maria Genovard Atelier, complementadas con joyas del laureado Damià Mulet, la pasarela fue un auténtico homenaje a la artesanía isleña.

La exposición de piezas artesanas de la Bienal B puso la guinda al pastel, con obras de artistas de la talla de Jessica Stockholder, Adrián Martínez y Miquel Barceló, que los invitados pudieron explorar a través de códigos QR.

El mensaje quedó claro: Mallorca no solo es sol y playa, sino un destino que respira cultura, tradición e innovación por los cuatro costados. Como bien dijo Galmés en su discurso, el mercado nacional es fundamental para la isla, siendo el tercero en importancia tras el alemán y el británico. Y después de esta noche mágica en Madrid, no cabe duda de que seguirá creciendo. 

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