Animales

Los zoos empiezan a devolver los panda a China por su elevado coste: un hogar de 8 millones y 1,5 más de manutención anual

Un zoo finlandés retorna los animales ocho años antes de que expire el contrato de alquiler porque no puede asumir sus gastos: un millón y medio de manutención anual, un cuidador las 24 horas y la tarifa de alquiler que cobra Pekín

Imagen de un ejemplar de oso panda.

Imagen de un ejemplar de oso panda. / LAP

Adrián Foncillas

Adrián Foncillas

Un zoo finlandés devolverá los pandas a China por la inflación. No hay razón más paradójica para desembarazarse de unos animales que subliman el hedonismo, sin más inquietudes que comer bambú, jugar y dormir, tan ajenos a la abstrusa jerga económica. Lumi (Nieve en la lengua local) y Pyry (Nevada) regresarán a la cálida Sichuan ocho años antes de que expire su contrato de alquiler. 

Lo ha anunciado esta semana el zoo privado de Ahtari. Ahí habían llegado en 2017 como obsequio chino por el centenario de la independencia de Finlandia y tenían previsto quedarse hasta 2033. Pero al centro no le salen las cuentasCayeron los visitantes por el coronavirus primero y la guerra en Ucrania después y subieron los gastos.

A los ocho millones de euros que costó construirles su hogar sumaba alrededor de un millón y medio anual por su manutención: el bambú importado, un cuidador durante las 24 horas y la “tarifa de preservación” que cobra Pekín por prestarlos. La factura ya excedía las posibilidades del zoo privado cuando la subida de los costes precipitó el veredicto. El cuidado de la pareja de pandas cuesta más que el del resto de la fauna. 

El zoológico ha sufre la inflación y la caída de visitantes por el covid y la guerra en Ucrania después

Los pandas gigantes son un milagro evolutivo, carnívoros reconvertidos en herbívoros, de hasta 1,80 metros y 135. Esos fósiles vivientes, decididamente adorables, concitan la atención allá donde están y multiplican las visitas de cualquier zoo. Pero acontecimientos tan excepcionales como una pandemia global y una guerra han tumbado lo que parecía una inversión segura.

Sin las multitudes previstas y amontonándose los impagos, el zoo pidió a su Gobierno una ayuda pública que le fue denegada. Después negoció con Pekín el final anticipado del contrato. La embajada china también ha intervenido, sufragando parte de la deuda y pidiendo contribuciones a sus nacionales en Finlandia, sin resultados. Hablan en el país escandinavo de una ruptura amistosa y sostienen que la decisión financiera de una entidad privada no debería enturbiar las relaciones bilaterales. Lo desvelará el tiempo.

Diplomacia del panda

La diplomacia del panda le ha servido a China para apuntalar alianzas, dar la bienvenida a nuevos amigos y felicitar hazañas ajenas. El peludo plantígrado ejerce también de relaciones públicas en un país que no disfruta de la mejor reputación global. Lo resumió años atrás Cu Tiankai, máximo representante diplomático chino en Estados Unidos: “Hay dos embajadores chinos en Washington: yo y el cachorro de panda”. 

La emperatriz Wu Zetian inició la tradición en el VII enviándole una pareja a su homólogo japonés. Los pandas han aliñado muchos de los acontecimientos patrios. Estaba sentada la esposa de Richard Nixon junto a Zhou Enlai, el eterno y campechano primer ministro maoísta, durante la germinal cumbre presidencial en Pekín de 1971. “¿No son guapos? Los amo”, le confesó a Zhou señalando los pandas de su cajetilla de tabaco. “Te enviaré unos cuantos”, respondió. “¿Cigarrillos?”. “No, pandas”. Los pandas fueron icónicos de Washington y China abandonó su ostracismo global del brazo estadounidense.

Alquiler

Pero aquellos regalos generosos son ahora préstamos tan farragosos como onerosos. El acuerdo exige el visto bueno de varios ministerios y del primer ministro chino antes de que sus científicos asesoren sobre las instalaciones y el cuidado diario. El alquiler por ejemplar y año alcanza el millón de dólares y, si la pareja tiene cachorros, Pekín puede reclamarlos.

Ese alquiler lo justifica China en sus titánicas labores de preservación. Durante más de medio siglo sudó para salvar a un animal que parecía condenado. Destinó recursos económicos cuando al país no le sobraban y protegió bosques, creó corredores y persiguió con saña a los furtivos mucho antes de que el ecologismo enraizara en China. En 2021 salió el panda del listado de especies en peligro de extinción.

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