Entrevista

Jero García, mediador: "Los padres dan a sus hijos la llave del infierno al regalarles móvil e Internet"

"El bullying es violencia desatada que el boxeo puede erradicarlo: tiene reglas, canaliza la agresividad, regula la ira, te coloca aquí y ahora"

Jero García, deportista y ex-boxeardor profesional: "El móvil es la llave al infierno para los menores"

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P. H. A. / S.A.

Fue un acosador en su etapa escolar “sin saber que lo era”. Diagnosticado ya de adulto como TDAH, no fue consciente de haber amargado la vida a algún compañero hasta que una de sus víctimas no se le presentó al finalizar una de sus charlas para recordárselo. Tras bajarse del ring donde supo canalizar su agresividad y su ira, donde se consagró como boxeador, Jero García centra ahora su lucha en erradicar el bullying. A sus 53 años, mantiene la Fundación Jero García para concienciar y formar. El programa Hermano Mayor le lanzó a la fama, en su paso por Zamora para conocer el románico hubo más de un selfi con fans.

–¿Qué hace un boxeador enfocado en erradicar violencia escolar?, ¿no es una dicotomía?

–Es una paradoja maravillosa que un boxeador sea la punta de lanza contra el acoso escolar en este país. Fui un ejecutor de bullying, pero no lo sabía, hice daño a muchos chicos, desgraciadamente. Tengo un trastorno, soy un TDAH diagnosticado tardíamente, en los años 80 se desconocía. Vengo de un barrio muy complicado, Carabanchel, donde quitabas el bocadillo o te lo quitaban y me abracé a la violencia, a una agresividad consciente, así segregaba dopamina para regularme emocionalmente, eso lo sé ahora, las liaba a pardas.

–¿Cómo fue ese momento en el que un compañero le confiesa que fue una de sus víctimas?

–Al terminar una charla, Antonio, un compañero de clase, vino a hablarme y me dijo que le puteaba en su momentos. Ni se me había pasado por la cabeza.

–¿Le noqueó?

–Totalmente, es una de las hostias más gordas que me he llevado fuera del ring. De joven no fui feliz, por eso, cuando tienes episodios agresivos, de violencia, de descontrol..., es que he sido un bala, un demonio, por eso no fui feliz, y cuando no lo soy, procuro olvidarme, pero esa confesión me dio un baño de realidad. Y luego empezaron a confesar otros. Y ya...

–…Acabó en el diván.

–No, porque ya he estado varias veces. Me arrepiento de todo eso, pero, al final, soy lo que soy cometiendo errores. Ahora trabajo para intentar que eso no le pase a nadie.

"Hermano Mayor es un programa muy importante, ayuda a la gente, debería volver, pero no repetiría, me dio fama, pero no al felicidad, acabé en el diván otra vez"

–Previene el bullying en colegios desde su fundación, ¿no se sorprenden cuando un boxeador dice estar contra la violencia?, ¿cómo les explica que una cosa no es incompatible con la otra?

––El bullying es violencia desatada. El boxeo es compatible con erradicar el acoso escolar. Cuando haces boxeo regulas el aire y canalizas la agresividad y regula la ira: en el carácter primario del animal y del ser humano prima el jugar a pelear. No se trata de dos tíos descamisados, ensangrentados en el ring, es mucho más: hay infantil, femenino, sin contacto, recreativo, educativo, ocho de cada diez deportistas de mis gimnasios no hacen contacto y se sienten boxeadores, puedes jugar con un saco.

–Otro problema es el aprendizaje sexual a través del porno duro que ven en el móvil.

–Los padres son los encargados, muchas veces, de darles la llave de la puerta del infierno a sus hijos, cumplen 9 años, comunión y móvil con Internet: Lo primero que hacen es ver porno y a un niño que esté tres o cuatro años viendo porno cuando aún no tiene madurez cognitiva suficiente lo conviertes en un enfermo sexual. Además, el 20% de los niños y niñas sufren abuso sexual. El demonio está en Internet, todos los pedófilos y pederastas están ahí, a la caza, y les estamos dando la llave. La causa principal de abuso sexual en España es el grooming, un adulto se hace pasar por un menor en Internet para abusar de él y el 80% de los padres no saben qué es, fórmate, ten las contraseñas de tu hijo y revisa lo que ve y con quién habla.

–¿El acoso escolar de hoy, es el que se ha dado siempre?

–No tiene nada que ver, hay un problema de deshumanización, de desnaturalización porque el 50% de esas víctimas sufren en casa el ciberbullying. Hay más acoso y peor porque las redes sociales impiden al acosador empatizar con la víctima con el daño que comete, por eso se desnaturaliza.

Jero García visita la puerta de la Lealtad, en la muralla.

Jero García visita la puerta de la Lealtad, en la muralla. / S. A.

–Es más coach que un boxeador, ¿cómo fue ese camino?

–Poco a poco, estudiando mucho: psicología, coaching, historia, que me encanta por eso estoy en Zamora, y, sobre todo, en mediación, ahí me llevó Hermano Mayor que presenté tras Pedro García Aguado.

"Hay que denunciar a un hijo o una hija cuando te pega porque si te da bofetadas con 12 años, a los 16 te apuñala"

–¿Cómo entra en el programa de Hermano Mayor?

–Llevo 25 años en la televisión, soy actor, he participado en series, en películas. Empecé como especialista, no había mucha gente que practicara el boxeo, me empiezan a llamar y terminé en la Escuela de Teatro RépliKa, con Jorge Eines. A Hermano Mayor no quería entrar, pero me encanta ayudar a la gente y es un programa social dentro de un show, pero salí muy quemado y no quería más tele.

–¿Y ese rechazo a la tele?

–Todos pensaban, “joder, cómo mola” y yo estaba en el psicólogo, en terapia, llorando por las esquinas. Perseguí estar en la liga catódica, en la televisión, durante 20 años, pero no quiero volver. Hay que diferenciar el éxito de la felicidad, todos consideraban que tenía un gran éxito, pero no fui feliz. Es un trayecto en la vida, a veces la felicidad está más cerca de lo que creemos. Te digo una cosa, si no lo hubiera Hermano Mayor, lo volvería a hacer, me gustaría que volviera, es muy importante, pero yo no volvería a hacerlo.

–¿No denunciar a la hija o el hijo es el mayor error?

–Sí, porque si con 12 años te da bofetones, con 16 te va a apuñalar. La escuela y la familia tienen que ir de la mano. Hay un gravísimo problema ahí.

–¿Y para enseñarles a manejar la situación?

–Desde la Administración, obligarles a hacer formación para prevenir esas conductas. Que pidan ayuda, que no se sientan vulnerables, todos lo somos. Igual deben ir al psicólogo, quizás lo necesita más que el hijo o la hija porque no es capaz de poner límites. Tienen una falta de empoderamiento brutal, se lo están dando a los chicos y las chicas. Si tu hija está enganchada hasta las siete de la mañana a las redes, el problema es Internet, quítalo, solo así te colocas en el foco del problema. Tu hijo no puede hacer lo que quiera desde los tres años: con 12, te mete dos tiros.

–¿El móvil ni con 10 años, ni a los 8 ni con 4 para entretenerles?

–No, ¿estamos locos?, a muchos les están diagnosticando TDAH y lo que ocurre es que están hiperactivados desde pequeños, se vuelven hiperactivos, impulsivos, incapaces de prestar atención a nada. Hay que saber si tiene ese trastorno o solo los síntomas. El problema es que muchos padres no deberían serlo, tienen hijos como quien se deja arrastrar por la corriente, después lloran. Si no eres capaz de educar a tus hijos ni tienes tiempo, no los tengas.

"El acoso escolar de hoy no tiene nada que ver con el de antes, el 50% de las víctimas sufre el ciberbullying, llega a su casa y continúan acosándole por redes sociales"

¿Cómo les entra en un mundo en el que prima la competitividad, la agresividad, el estrés, la soledad?

–Les tocamos contándoles una historia de verdad, lo que te acabo de decir, creen lo que les digo.

–¿Cuenta su propia historia?

–Hago un viaje, aprovecho mi historia, que, al final, es una historia de redención y a todo el mundo le gusta escuchar que hay gente que cae pero se levanta no para seguir en pie, sino para continuar peleando. Cuento más historias de gente a la que he ayudado y he podido ser ayudante de su agente de cambio. Son historias duras pero que siempre tienen un final feliz: te caes pero te levantas. Acabo las conferencias diciéndoles que les permitiré siempre que caigan, pero nunca que no intenten levantarse. Cuando se lo dice alguien que ha estado en el barro, en la mierda, en la lona, se lo creen.

–¿Acuden a su fundación, a sus redes tras esas charlas?

–Tengo un millón de seguidores entre Instagram, Tick Tock, lo que más uso porque están ahí. A los padres llego con el Facebook.

–Ahora está en redes sociales.

–Hermano Mayor tiene ahí una segunda vida, tengo vídeos con 20 millones de reproducciones, algunos se viralizan en Francia; me sigue profesores, pues vamos a aprovechar esa popularidad. Cuando voy a un colegio ya me conocen.

–¿Los profesores están muy perdidos sobre cómo actuar para evitar el acoso escolar?

–No, están desprotegidos. Les han quitado su agente sancionador, los padres empoderan a los niños y las niñas ahora, y no se dan cuenta de que se volverá en su contra, y pasa. Por eso estamos en el momento de la historia de mayor violencia ascendente, de hijos e hijas a progenitores. Esa sí que es la amenaza silenciosa, tenemos más denuncias por violencia ascendente que de género.

–Dice que era un demonio de niño?

–Mi anterior libro se llama “Cola de lagartija”, por qué así me llamaban en casa.

–Y acaba en el mundo del boxeo, más violencia.

–Pero de una forma reglada. Al final, estás en la calle y tu agresividad y tu violencia no tiene absolutamente ninguna pauta, ninguna norma, pero en el boxeo me están poniendo pautas según entro. La verdad, a mí siempre me gustó. Mi abuelo me llevaba a verlo en El Prado, en la plaza; mi padre trabajaba en el Palacio de los Deportes, siempre estuvo presente en mi vida, pero se considera un deporte favorito de Franco y pasa al lado oscuro. Entonces, me pongo unos guantes y hago deporte de contacto como Full contact, kick boxing, taekwondo... hasta que vuelva a aparecer y entro al ring.

"Hay que formar a padres y madres para prevenir las conductas violentas y para que sepan lo que es el grooming, por ejemplo, tienen que tener las claves del móvil de sus hijos"

–¿Qué sensaciones se tienen en el cuadrilátero?

–Muchas veces no se puede ni contar, es un cúmulo de emociones por todos lados: miedo, terror, alegría, pero, si hay algo que prima en el área de 16 cuerdas es el control cuando estás dentro, lo primero, por encima de todo, a ti mismo, tus emociones, esa es la primera pelea, el primer asalto. No puedes descontrolarte porque ahí tienes las posibilidades de perder, incluso, de perder antes del ring.

–¿Cómo se puede seguir golpeando cuando se ve al compañero sangrando?

–Es un deporte. No niego la agresividad que hay, pero está dentro de unas reglas, todo lo contrario a muchos deportes que usan la agresividad para hacer trampa, nosotros la tenemos pautada, el boxeo es la máxima exponencia de pegar y que no te peguen, gana el que recibe menos. Me voy adelantar a ti: ¿existe el KO?, sí, pero no es la finalidad, es un accidente igual que si caes de una moto.

–Está de moda entre jóvenes para adquirir músculo, fortaleza…, ¿por qué es bueno?

–Como terapia, me mandan mucha gente por lo que te he dicho y están aquí y ahora. Ocurre con la meditación, bien distinta, otra gran paradoja y te ayuda a tomar decisiones, a sentirte bien. El boxeo da tres recompensas: física, es un deporte muy completo y te hace estar fuerte; psicológica, segregas las hormonas de la recompensa, serotonina, endorfinas… y dopamina, que te calma.

–¿Y la tercera recompensa?

–La conductual: constancia, sacrificio, disciplina, motivación, solidaridad, tribu, todo eso cambia a las personas que lo desean si hay un buen acompañante. El boxeo es un gran agente de cambio, un vehículo transformador de personalidades, sobre todo, en jóvenes.

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