Educación

Niños y niñas lo tienen claro: "El patio tiene que ser para todos, también para quienes necesitan estar tranquilos"

El Col.legi d'Arquitectes de Catalunya organiza talleres en colegios de Barcelona para concienciar a los alumnos sobre barreras arquitectónicas (y barreras invisibles)

Alumnos de quinto de la Escola Bogatell de Barcelona participan en un taller del COAC para repensar su patio.

Alumnos de quinto de la Escola Bogatell de Barcelona participan en un taller del COAC para repensar su patio. / Ferran Nadeu

Helena López

La clase es grande, esa amplitud que tienen solo los colegios ubicados en edificios antiguos (todo tiene su parte buena). Al fondo, junto a la pequeña biblioteca de aula, un sofá desde el que se observan todos los pupitres. Que el nombre elegido por los alumnos de quinto B de la barcelonesa Escola Bogatell, en el barrio de la Vila Olímpica, para la clase fuera Arquitectura daba pistas sobre hacía dónde van sus intereses (y de dónde vienen sus alumnos). Y las pistas iban en la dirección correcta. Los niños y niñas de la clase de L'Arquitectura se muestran interesados y muy participativos en el taller organizado por el Col·legi d’Arquitectes de Catalunya (COAC) para concienciar de la necesidad de hacer accesibles las escuelas. Niños y niñas de 11 años lanzando propuestas como la necesidad de un espacio de calma. "El patio tiene que ser para todos -dicen-, también para los que necesitan estar tranquilos".

Las necesidades de los niños y niñas cada vez son más diversas y, ahí radica la esperanza, el alumnado es consciente de ello. Buena muestra de que esto es así es que, cuando las responsables del taller de arquitectura explican a niños y niñas aspectos de accesibilidad a tener en cuenta a la hora de analizar el patio con el fin de proponer cambios -el objetivo del taller-, todos lo entienden a la primera, asistiendo con la cabeza como quien escucha algo que ya tiene claro.

Más allá de las barreras físicas

"Cuando hablamos de accesibilidad tendemos a hablar de barreras arquitectónicas, ascensores y rampas; pero esta va más allá; hay que tener en cuenta cuestiones como el ruido, especialmente molesto para muchos niños y niñas. Es necesario tener en cuenta la necesidad de algún espacio agradable donde estar tranquilos durante el recreo", apuntan las talleristas al inicio de taller. Un mensaje que cala muy hondo: todas las propuestas elaboradas por los niños y niñas tras una visita al patio y un pequeño trabajo de campo tenían en cuenta esta cuestión.

"No se trata solo de poder pasar, sino de que el patio sea agradable y estimulante para todos"

Más allá de "poder pasar" -lo que desde la administración entienden por ser accesible [algo que aún no está superado en decenas de centros]-, los niños y niñas entienden rápido que la cuestión va más allá. Que no se trata de que haya una rampa en la otra punta del patio, sino de que el espacio sea agradable para todos, que todo el mundo tenga al alcance cosas estimulantes (de 'sorrals' a canastas en distintas alturas).

Normas claras

La primera norma de la participación que plantean las talleristas es que "todas las opiniones son válidas". Algo que los pequeños y pequeñas alumnas de la clase de L'Arquitectura tienen claro, para orgullo de su profesor, también en el aula durante el taller.

Taller en una escuela de Barcelona.

Taller en una escuela de Barcelona. / Ferran Nadeu

La iniciativa de COAC consta de varias partes. Primero, en el aula, les explican de qué va la participación ciudadana en el urbanismo -tenemos derecho a opinar sobre cómo son nuestros espacios-; después bajan al patio con un plano del mismo a ver qué hay y, por grupos de trabajo, pensar en cómo podrían mejorarlo; y, por último, suben al aula a compartir las propuestas con sus compañeros.

De bancos a fuentes

Las propuestas surgidas de la inteligencia colectiva son de lo más variopinto. Desde césped artificial en la pista de fútbol para evitar "el festival de heridas que provoca el pavimento" hasta colocar bancos debajo de los árboles, en las sombras o instalar más fuentes o una red alrededor de la pista para evitar que las pelotas -y, sobre todo, los pelotazos- perturben al resto de juegos, todavía en los márgenes. Explican las propuestas por grupos, respetando su turno, mientras en el aula empieza a penetrar el intenso y característico olor a comedor escolar.

El taller se enmarca en el programa Arquitectura en las Aulas que organiza la demarcación de Barcelona del Col·legi d'Arquitectes desde el 2019 y por el que han pasado más de 24.000 niños y jóvenes.