A Coruña

El BIC de la Casa Cornide excluye los muebles después de que los Franco se llevasen algunos

La declaración como Bien de Interés Cultural de la Xunta, publicada ayer en el DOG, indica que “no se conserva” ninguna pieza interior que se pueda vincular con el edificio protegido

Exterior de la Casa Cornide, propiedad de la familia Franco.

Exterior de la Casa Cornide, propiedad de la familia Franco. / VÍCTOR ECHAVE

Enrique Carballo / Marta Otero Mayán

El Diario Oficial de Galicia (DOG) publicó este viernes la declaración de la Xunta que convierte en Bien de Interés Cultural (BIC) la Casa Cornide, el palacete de la Ciudad Vieja que pertenece a la familia Franco. La declaración asigna esta categoría al conjunto del inmueble, y considera preciso un contorno de protección de más de 9.200 metros cuadrados que también incluye la Colegiada de Santa María y su crucero, pero deja fuera, explícitamente, los bienes muebles, de los que los Franco retiraron parte en diciembre de 2020, antes de que se pudiese hacer ningún inventario. Según señala, “no se conserva” ninguno que se pueda vincular con el edificio protegido.

La declaración de BIC no supone, como en el caso del pazo de Meirás, que la familia del exdictador tenga que abandonar el inmueble. En el caso del pazo, que ya era BIC desde 2008, los tribunales determinaron su reincorporación al patrimonio del Estado, y la familia Franco tuvo que dejar en el inmueble 132 objetos del inventario. En el de la Casa Cornide, aunque agrupaciones ciudadanas y partidos políticos han pedido que el Ayuntamiento recupere la propiedad, y el actual Gobierno local manifestó que lo haría, el paso lleva años atascado. El Ejecutivo municipal afirmó en varias ocasiones que aguardaba a la declaración de BIC para iniciar la reclamación judicial.

Ser BIC sí supondría una expropiación si la familia Franco cometiese un “incumplimiento de las obligaciones de conservación”, pues los propietarios quedan obligados a partir de ahora a mantener el inmueble y prevenir su deterioro. También, como ya adelantó este diario, deben permitir la “visita pública gratuita” al menos durante cuatro días al mes, un mínimo de cuatro horas cada vez.

Los Franco están ahora obligados a permitir el paso de inspectores e investigadores, comunicar los daños sobre la propiedad e informar a Patrimonio Cultural de los intentos de venta: los propietarios han ofertado la propiedad reiteradamente en portales inmobiliarios.

La denominación de Casa Cornide proviene de la familia que la construyó y ocupó originalmente. El inmueble lo mandó levantar el abogado Diego Cornide y Saavedra “hacia 1766”, según la declaración de BIC, y el edificio, “de estilo tardobarroco, cosmopolita y francés, sin apenas precedentes en Galicia”, perteneció a su hijo, José Cornide, autor de mapas y estudios naturales e históricos y “el gran protagonista histórico” de la casa.

Tras sucesivos cambios de propiedad, en 1949 la compró el Ministerio de Educación Nacional franquista, y en 1960 el Estado la permutó al Ayuntamiento. El consistorio la traspasó dos años después al empresario Pedro Barrié de la Maza, que a su vez se la vendió a Carmen Polo, la esposa de Francisco Franco. La familia del dictador la rehabilitó para “recuperar la función residencial” que había perdido en diversas reformas. Según figura en la declaración de BIC, en la década de 1960 se ejecutó una reforma y ampliación que añadió la parte que supone el 7 de la calle Veeduría.

Cambios en las fachadas

La Xunta considera que los sucesivos cambios del inmueble “no desvirtuaron su autenticidad” y que el estado de conservación del edificio “es bueno”, con “pequeñas alteraciones” en algunos puntos, al tiempo que lista algunos cambios que ha sufrido el inmueble. Por ejemplo, la fachada principal, que da a la calle Damas, sufrió una intervención en 1962 en la que se sustituyeron las carpinterías, se trasladó la placa conmemorativa del nacimiento de Cornide a un lateral y se “restituyó el escudo”, que antes había estado en el recibidor.

En la fachada hacia la calle Veeduría, la finca original era más pequeña, y había dos casas pequeñas derribadas a final del siglo XVIII. En 1962 se añadió un solar contiguo de 7,70 metros de longitud en el que había una vivienda de planta baja, y se añadió un lateral hecho en “gran parte” con piedras del antiguo Hospital de Caridad, derribado en 1958. En la década de 1960 también se reformó la fachada lateral que da a Porta de Aires.

En cuanto a la disposición interna, el Gobierno gallego destaca tres elementos de la planta baja que, considera, no tienen “vínculo” con el inmueble original: una escultura de Santiago, un relieve en piedra de la Virgen con el Niño y un artesonado de madera. También hay dos estancias que “se debieron hacer en algunas de las intervenciones recientes” y que parecen habitaciones para el servicio, así como espacio para el ascensor y un garaje. El edificio tiene también dos plantas y un bajo cubierta que “no presenta ningún interés desde el punto de vista cultural”.

Suscríbete para seguir leyendo