20 ANIVERSARIO DEL ASESINATO DEL CÁMARA JOSÉ COUSO

José Couso, veinte años buscando justicia

Familiares y compañeros del reportero gallego fallecido en Bagdad por el disparo de un tanque estadounidense durante la guerra de Irak siguen esperando a que se depuren responsabilidades

José Couso, veinte años buscando justicia.

José Couso, veinte años buscando justicia.

Ana Rodríguez

"Tuve el desagradable y penoso deber de reconocer el cadáver de mi sobrino recién repatriado de Bagdad y juré depositando un beso en su frente fría de un cuerpo destrozado que mientras tuviera un soplo de vida lucharía porque se hiciera justicia. Tengo 73 años y espero que algún día pueda ver sentados en el banquillo a los culpables de su muerte o que los propios Estados Unidos, que no se someten a los convenios de La Haya pero sí los invocan cuando tienen prisioneros o víctimas, se responsabilicen de este crimen de guerra”. Así se expresa el militar retirado y periodista Rafael Permuy, tío del cámara y reportero de guerra gallego José Couso Permuymuerto hace veinte años en la capital de Irak por el disparo de un tanque estadounidense al hotel Palestine, un blanco supuestamente prohibido en el que se encontraban la mayoría de los periodistas internacionales que cubrían la guerra.

Era el 8 de abril de 2003, un día antes del desmoronamiento del régimen de Sadam Husein, y el ferrolano José Couso, que cubría la guerra para Telecinco junto a su compañero Jon Sistiaga, rodaba desde el balcón planos altos de los puentes, el río, la ciudad y los tanques americanos que avanzaban tranquilamente. Uno de esos carros de combate que se encontraba a 1.350 metros de distancia apuntó con su cañón hacia el piso del hotel donde estaba trabajando el cámara y lanzó el proyectil que acabó con la vida de José Couso y su compañero ucraniano Taras Protsyuk. Más tarde, llegaba la versión del gobierno americano explicando el ataque: había francotiradores en el hotel. Los días siguientes hubo un “apagón informativo” y no se retransmitieron imágenes del final de la guerra.

El reportero gallego José Couso con su cámara poco antes de morir en 2003.

El reportero gallego José Couso con su cámara poco antes de morir en 2003. / ARCHIVO

El día del asesinato Alfonso Bauluz, actual presidenta de Reporteros sin Fronteras, se encontraba en la periferia de Bagdad como enviado de la agencia Efe acompañando a marines estadounidenses en su avance hacia la capital iraquí, en la que preveían entrar al anochecer. El día anterior había recibido una llamada desde Madrid comentándole que el canal Foxnews estaba informando de la muerte de un periodista español que acompañaba a tropas estadounidenses. Supo al instante que se trataba de Julio Anguita Parrado. “El 8 de abril me llamó mi subdirector para decirme que estaban atacando el hotel de los periodistas en Bagdad, cuando se lo dije a los oficiales de los marines con los que estaba, se quedaron con cara de sorprendidos”, relata Bauluz, que se dirigió al hotel Palestine y regresó a España en el mismo helicóptero en que fue repatriado el cadáver de Couso.

“Tiene que haber un juicio a los responsables, que sabían perfectamente las coordenadas de ubicación del hotel"

Alfonso Bauluz - Presidente de Reporteros sin Fronteras.

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“Fue un mazazo para todos, sabemos que los periodistas son blanco de ataques tanto en sociedades democráticas como en las que no lo son. Pero nadie esperaba que ocurriera nada semejante, ya había habido una desbandada de la cúpula del régimen, el ejército iraquí no había prestado oposición y, supuestamente, la guardia republicana tampoco; sólo quedaba la resistencia de los fanáticos de Husein”. Como presidente de Reporteros sin Fronteras, Bauluz considera el caso Couso como “un ataque deliberado al hotel de los periodistas con el resultado de dos muertos”, por lo que “tiene que haber un juicio a los responsables, que sabían perfectamente las coordenadas de ubicación del hotel y de los dos canales árabes que bombardearon, y conocían perfectamente que no eran ninguna amenaza”.

“Lo que le pasó a Couso es una triste desgracia que podía habernos sucedido a cualquiera"

Miguel de la Fuente - Reportero de guerra de TVE.

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El cámara ourensano Miguel de la Fuente se encontraba “empotrado” en una unidad del ejército americano en Irak, término traducido del inglés “embeded” para designar a los periodistas que acompañan a tropa vistiendo como ellos. “Era un campamento de mil helicópteros que habían establecido en quince días montando tramos de tuberías de combustible desde Kuwait, donde empecé con ellos, avanzando hasta Bagdad detrás de los marines”, explica. El fatídico día 8 de abril de 2003 el reportero de TVE estaba haciendo la colada cuando vio acercarse en línea de marcha a tres oficiales de marines, los mismos que el día anterior le habían dado el pésame por la muerte de Julio Anguita Parrado. “Me dieron la noticia y me dijeron que había sido mala suerte. Les pregunté cómo se llamaba el periodista muerto y cuando me dijeron que era José Couso se me vino el mundo encima. Lo conocía, coincidíamos en ruedas de prensa, éramos los dos únicos gallegos que trabajamos en informativos en Madrid”, relata. En ese momento De la Fuente no tenía contacto con el hotel Palestine, donde se había alojado en anteriores ocasiones y había subido al balcón para rodar planos de la ciudad como estaba haciendo su compañero fallecido en el momento del ataque. “Lo que le pasó a Couso es una triste desgracia que podía habernos sucedido a cualquiera. En la guerra de 1991 en Irak nos habían alojado en el hotel Al Rashid y no entró ni una sola bomba, y eso que las veíamos caer a 500 metros. Supongo que con esa confianza Couso se subió al balcón”. De la Fuente continúa trabajando como reportero de guerra con ejércitos americanos, británicos o árabes. El miércoles volverá a Ucrania, “el único bando desde donde nos dejan informar de la guerra”. Ha visto como algunos compañeros morían y otros decidían abandonar la profesión. “Siempre hay un antes y un después cuando muere un compañero. Cuanto menos te afecte lo que ves será mejor para que sigas informando”.

“Supuso la total desautorización de Estados Unidos para hablar de libertad de prensa"

Bauluz es más tajante a la hora de valorar lo sucedido con José Couso. “Supuso la total desautorización de Estados Unidos para hablar de libertad de prensa; ellos no han depurado responsabilidades, con lo cual no han respetado el derecho a la libertad de prensa”, manifiesta. “En cuanto a la fiabilidad de los periodistas de que pueden estar a salvo, ha quedado en evidencia que no es así”.

La lucha de la familia y amigos de Couso por hacer justicia no ha cesado en estas dos décadas y cada mes de abril se manifiestan ante la embajada de Estados Unidos. En esa batalla se encuentra Rafael Permuy, tío de José Couso y portavoz de la familia los cinco primeros años tras la muerte de su sobrino. Como especialista militar en Comunicación Social, este comandante de artillería retirado es conocedor de los entresijos de cómo actúan los mandos militares. Valiéndose de sus conocimientos del reglamento militar y analizando las imágenes grabadas por su sobrino y diferentes medios junto a testimonios de los testigos, ha realizado una reconstrucción e interpretación de los hechos que recoge en el artículo publicado en Diario de Ferrol “José Couso: anatomía de un crimen de guerra”.

“Juré depositando un beso en su frente fría de un cuerpo destrozado que mientras tuviera un soplo de vida lucharía porque se hiciera justicia"

Rafael Permuy - Militar retirado y periodista, tío de José Couso

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Para Permuy, el asesinato de su sobrino fue un claro mensaje del mando militar estadounidense que no quería testigos molestos en esos momentos ante la matanza de civiles que se estaba produciendo. El Pentágono fabricó la versión de que había francotiradores en el hotel, extremo desmentido por más de trescientos testigos, y elaboró la teoría de la legítima defensa que convención plenamente al gobierno de Aznar, considera Permuy.

Veinte años después “pretendemos que no nos engañen más los gobiernos de los distintos colores y si en un programa electoral este gobierno llamado progresista promete que va a recuperar la ley de jurisdicción universal y no lo ha cumplido cerca del fin de la legislatura, es la enésima patada en la cara que recibe la familia”, manifiesta.

El Tribunal Europeo de los Derechos Humanos es la única esperanza que les queda, toda vez que el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz investigara e incluso comprobara in situ en Bagdad que había indicios de crimen de guerra, antes de que el PP derogara la Ley de Jurisdicción Universal. “Cuando estaba en la oposición, María Teresa Fernández de la Vega nos apoyaba. Llegó a la vicepresidencia y me llamó al despacho para decirme que no podía hacer nada, que era cuestión de estado”, explica Permuy, quien rescata otra conversación de su largo periplo por despachos de diferentes gobiernos: “Le dije a Mariano Rajoy, entonces vicepresidente, que si yo hubiera sido el jefe de la unidad y hubiera matado a un periodista americano, mi cabeza estaría en bandeja de plata en el despacho oval de la Casa Blanca”.

Para Bauluz aún hay esperanza de ver el caso en un juicio. “Cuando el estado islámico degolló a compañeros no veíamos que sus autores responderían por sus fechorías, hoy hay dos encarcelados en Estados Unidos”, dice.

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