Igualdad

El mar pone rumbo a la igualdad

Los avances en perspectiva de género, paridad e inclusión se postulan como claves para paliar la falta de relevo, aprovechando el talento de las mujeres que impulsan el sector

Laura Valdez, trabajadora de la Naviera Nabia en la sala de máquinas del "Jesús Rosa Acuña".

Laura Valdez, trabajadora de la Naviera Nabia en la sala de máquinas del "Jesús Rosa Acuña". / SANTOS ALVAREZ

Jorge Garnelo

Como todos los sectores, el del mar ha avanzado viento en popa hacia la igualdad entre trabajadores y trabajadoras: un camino costoso para ciertos gremios, que no por ello han dejado de reivindicar el papel de la mujer. Con los años y las nuevas generaciones, los avances en perspectiva de género, paridad e inclusión han ido ganando terreno en un conjunto de profesiones que a su vez han ido perdiendo un volumen importante de personal. La falta de relevo generacional se siente, pero se nota menos gracias al talento de ellas. Nuestro presente y futuro.

Pese a ello, a los pequeños y grandes triunfos que el feminismo ha cosechado, aún queda mucho por hacer. Y bien lo saben mujeres como Susana González, percebeira y presidenta de la Agrupación del Percebe de Baiona, en Pontevedra.

Tras tres décadas en su sector, una pequeña charla con ella sirve para darse cuenta de cómo han cambiado los tiempos. Y para mejor. “Se ha evolucionado a través de una lucha constante y persistente para hacernos un hueco en igualdad de derechos”, dice, recordando que “ha costado muchísimo, pero la lucha sigue”.

De aquella a la actualidad, los beneficios son sustanciales. Y las diferencias que había entonces se tornan hogaño injustificables. En el pasado, cuenta, las mujeres no solo tenían una cuota de percebe inferior a la de los hombres “porque se entendía que los hombres tenían que mantener a las familias”. Por si fuera poco, a las mujeres se les cobraba un porcentaje más alto que a los hombres en la cofradía; la mercancía de las mujeres se subastaba después que la de los hombres, cuando esta, colocada en primera plana, se vendía en su totalidad; y las mujeres tampoco tenían presencia en los órganos de gobierno de las entidades vinculadas al mar. “Eran ellos los que manejaban todo, se hacían las cosas como decían”, añade.

En el pasado las mujeres no solo tenían una cuota de percebe inferior a la de los hombres “porque se entendía que ellos tenían que mantener a las familias”; a las mujeres, además se les cobraba un porcentaje más alto en la cofradía

Laura Valdez, mecánica mayor naval, también lo tiene claro. “Es un sector muy machista, por decirlo de alguna manera, pero yo creo que las generaciones han ido cambiando”, dice. Ejemplo de ello es la empresa para la que trabaja, Naviera Nabia, una de las que cuenta con un mayor número de mujeres de todo el transporte de la Ría de Vigo. En general, “es verdad que hay pocas compañeras en la mar, por ejemplo en los barcos de pesca, pero también es cierto que cada vez hay más”, apunta, remarcando que los motores y los barcos siempre le encantaron y a la hora de formarse en este ámbito no dudó ni un segundo, pese a ser mayoritariamente masculino.

En su caso, las salas de máquinas que suele atender son de barcos vinculados al transporte de pasajeros a diferentes puntos de la ciudad y sus alrededores. En verano, cuando suele empezar la temporada turística, hace de marinera y es ahora, en invierno, cuando se concentra la parte que más le gusta: supervisar su interior y arreglar lo que falle. “Los sueños hay que intentar cumplirlos y como madre que soy siempre digo lo mismo. Hay que estudiar. Si puedes estudiar y trabajar de algo que te guste, eso es la gloria”, asevera.

Los sueños hay que intentar cumplirlos y como madre que soy siempre digo lo mismo. Hay que estudiar. Si puedes estudiar y trabajar de algo que te guste, eso es la gloria

Ella lo hizo con 38 años y ahora, solo unos pocos después, lo ha conseguido. Aun así no está en sus planes embarcarse largas temporadas, ya que son muchas las dificultades que, reconoce, tendría para poder conciliar su vida laboral con su vida familiar. En este sentido, también destaca las condiciones de ciertos pesqueros, como alguno en el que le ha tocado estar, en los que la vida para la mujer se hace “más complicada”. “Algunos quizá no tienen la infraestructura necesaria para tener mujeres a bordo”, comenta, señalando hechos como el tener que “compartir camarote con otros hombres” o que no haya “baños diferenciados”.

Quien sí se ha enrolado más de una vez hasta lugares tan remotos como las Malvinas es Lidia González, capitana que recuerda como al principio a la gente que la veía en puerto le “chocaba muchísimo” verla a dirigiendo un barco que tiene su pareja, a la que muchas veces le echa una mano. En alta mar, más de lo mismo, pues cuando se fue por segunda vez al archipiélago situado en el Atlántico Sur Occidental, parte de la tripulación peruana con la que viajaba se quedó sorprendida por su cargo: “Me comentaron que ellos no sabían que una mujer podía llevar un barco porque nunca habían visto a ninguna”.

A sus ojos, actualmente “hay más mujeres que se quieren dedicar a esto”. “Poco a poco los armadores se están dando cuenta de que falta gente para dedicarse al mar, entonces a muchos no les queda otra que tirar de las mujeres. Hay mujeres que nos queremos dedicar a esto y ahora se nos está dando la oportunidad”, remarca, dejando claro que “si quieren que la pesca siga para adelante y que haya relevo, las mujeres estamos ahí”. Al final, conforme matiza, sean hombres o mujeres los que dirijan la nave no dejan de ser “una persona más yendo a trabajar”.

Poco a poco los armadores se están dando cuenta de que falta gente para dedicarse al mar, entonces a muchos no les queda otra que tirar de las mujeres

Para María Caldeiro, gerente de Fundamar, “ahora ya hay determinado cambio generacional donde sí que aparecen mujeres”, pero si se hace un análisis a nivel global de las diez principales empresas a nivel mundial del sector pesquero solo una tiene como CEO a una mujer. “Eso se traspone a todo lo que ocurre en nuestro sector”, manifiesta, aun destacando que “hacer un análisis generalizado de la mujer en el sector pesquero no sería demasiado acertado porque la mujer siempre ha estado presente en el sector, pero su trabajo no siempre ha estado reconocido”.

En los tiempos que corren, y tras el avance de los años, considera que “sí se ha puesto en la agenda la cuestión de género”, aunque quede bastante por hacer. “Ahora nos suena más lo que tiene que ver con la visibilización, el reconocimiento y hay de alguna manera programas o planes estratégicos que hablan de esto, lo que pasa es que se carece de fondos”, indica, reiterando que además de un plan tiene que haber una serie de recursos que puedan ponerse en marcha para poder ejecutarlo y eso es, en cierto modo, lo que todavía falla: “No hay un fondo específico y concreto para llevar a cabo estas acciones”.

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