Diario de Mallorca

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Catástrofe medioambiental

Un lustro de luto en la costa gallega

Las investigaciones concluyen que las playas tardaron hasta 5 años en regenerar su biodiversidad

Una tortuga muerta tras la llegada del fuel a las costas de Galicia. CARLOS PARDELLAS

¿Tenemos la misma costa que antes del 'Prestige'? ¿Es la fuerza del mar capaz de lavar la cara del litoral, como un exfoliante, en solo dos décadas? ¿Y de regenerar la vida en el océano petroleado, que se infiltró hasta el estómago de larvas microscópicas?

¿Cuántos años ha tardado Galicia en reponerse del zarpazo de miles de toneladas de chapapote incrustado sobre los bordes de sus acantilados? Y, sobre todo, ¿quién se atreve a dar una conclusión clara, veinte años más tarde? Resulta difícil hallar respuestas, desde la ciencia, a estos interrogantes. Al menos, con el prisma puesto en la actualidad. Las investigaciones duraron, normalmente, lo que la financiación asignada. En raras ocasiones, diez años como máximo. Faro de Vigo, del grupo Prensa Ibérica, ha contactado con los principales grupos de investigación que estudiaron los efectos del 'Prestige' sobre el litoral, la fauna y los hábitats de la costa gallega. Corresponden, mayoritariamente, a Universidades.

“Las Universidades lideraron el 62,5% de los 145 proyectos y subproyectos realizados, el CSIC el 15,28%, el IEO el 9,72% y otros organismos de investigación públicos y privados el 12,5%”, indica claramente la recopilación de todas las investigaciones realizadas sobre el 'Prestige' en un libro que editaría el Consello da Cultura Galega, obra del catedrático emérito de Zoología marina de la Universidad de Santiago de Compostela, Victoriano Urgorri, junto con Marcos Pérez Señarís: “Recursos en I+D+i dedicados al estudio de los efectos del vertido del 'Prestige'. 2003-2008”.

Tras una década de estudio, el profesor de Biología de la UVigo, Alberto Luís Velando, del área de Zoología, alude al efecto inmediato que vieron los vertidos sobre la mortalidad de las aves. “Durante la marea negra, muchas aves se impregnaron con el chapapote, lo que provoca su muerte, principalmente porque las plumas pierden la impermeabilidad y las aves mueren de hipotermia, o inanición al no poder bucear y alimentarse. También inhalan e ingieren el petróleo, al intentar limpiar sus plumas, lo que provoca daños irreversibles tanto pulmonares como gastrointestinales. En un estudio que realizamos durante la marea negra, estimamos que alrededor de 90.000 aves murieron por la acción directa del chapapote. Las más afectadas fueron los álcidos, como los araos, las alcas y los frailecillos, aves buceadoras que provienen del norte de Europa e invernan en la Península Ibérica; viven en el mar abierto se encontraron el chapapote durante las diversas mareas negras”, asegura Luís Velando.

¿Y los efectos a largo plazo? “En las colonias de reproducción afectadas por el vertido, las gaviotas presentaron altas concentraciones de hidrocarburos en sangre, ingeridos a través de la cadena alimentaria”, prosigue Velando. “Esta exposición crónica afectó a la salud de las aves marinas.

Las gaviotas muestreadas en las colonias afectadas por el vertido presentaban daños en órganos vitales como el hígado y el riñón, lo que les redujo su supervivencia al menos durante los cinco años posteriores al accidente”, asegura. Pero, ¿por qué son tan importantes las aves en el ecosistema?. “En estudios recientes que ha realizado el grupo de Oceanografía Biológica con el que colaboramos”, argumenta el biólogo, “demostramos la importancia local del guano de las aves marinas en la producción primaria de los ecosistemas marinos”. Es decir, las aves marinas “fertilizan” el medio, favoreciendo la abundancia de especies marinas que viven en el entorno de sus colonias de reproducción.

El grupo del catedrático de Ecología y Biología animal de la UVigo, Mariano Lastra, además del muestreo en el Parque Nacional das Illas Atlánticas, hizo un estudio paralalelo en playas de Galicia. “Un análisis de 20 arenales en un año. Como una fotografía del antes y después”, explica Lastra. ¿Las conclusiones? Un año después, aún quedaban “impactos” en los arenales. “Habían sufrido pérdidas en el número de especies y en la abundancia de organismos”. También, que aparecieron grupos de especies “indicadoras” de que había contaminación por hidrocarburos.

La parte más abultada, por tamaño, corresponde con los cetáceos y le correspondió a la Coordinadora para el estudio de los mamíferos marinos (Cemma). El biólogo Alfredo López, reflexiona con motivo del 20 aniversario del hundimiento de 'Prestige'. “Es posible que se encuentren efectos a nivel de reproducción de animales e incluso mucho tiempo después del presente, se hallen consecuencias que no sepamos a qué se deben y puedan estar relacionadas con el fuel”. En su opinión, “la costa se fue regenerando, vemos que hubo vida de nuevo, de invertebrados de la fauna intermareal y otros organismos. Eso sí, en playas de piedras si las levantas... allí abajo sigue habiendo chapapote enterrado; es una contaminación crónica”, advierte. Luego nos preguntamos, ¿por qué hay menos pulpo, erizos y menos algas cada vez? Según este biólogo, no todo es culpa del cambio climático.

“Las mareas negras son muy impactantes; son procesos contaminantes con un gran efecto visual. De ahí, toda aquella explosión de voluntariado en la Costa da Morte y toda Galicia”, reconoce el catedrático emérito de la USC, Victoriano Urgorri, –que describió 30 especies nuevas para la ciencia y desarrolló su actividad investigadora sobre la biodiversidad de las costas de Galicia–. Al mismo tiempo, muestra su espíritu crítico. Para el experto, en el listado de errores, se incluye el hecho de que los políticos “no escuchasen” en un primer momento el parecer del colectivo científico marino gallego. “Somos el 50% del colectivo que existe en España, y no consultaron nuestras opiniones”, critica por aquellos primeros días decisivos en la marcha del buque. Disconformes con las decisiones que se estaban tomando, “400 científicos de Galicia, para salvar su reputación profesional, publicaron en la revista 'Science' un artículo en que se decía que eran ajenos a las manifestaciones y decisiones que se estaban realizando”.

Su opinión no es la única. En ese compendio de estudios, más científicos critican directamente la “censura” que marcó la política informativa de aquellos días de crisis. “Otro agravio a los científicos, por lo menos a los del IEO, fue prohibirnos hacer declaraciones a los medios de comunicación. Algunos hicimos caso omiso porque creíamos que una de nuestras obligaciones era informar a la sociedad que nos paga. También sufrimos censura. Los sencillos y asépticos informes periódicos que publicábamos en la página web del IEO, donde indicábamos que íbamos haciendo y los resultados obtenidos a partir de una fecha determinada, tenía que autorizarlos el Secretario de Estado del MYCIT”, indica uno de los firmantes de un estudio.

“Uno de estos informes tardó cerca de tres meses en aparecer y lo único que se decía era que, en algunas zonas, la cantidad de hidrocarburos en los fondos marinos había aumentado desde los análisis anteriores”, relata en una de las investigaciones sobre la distribución del fuel en los fondos ecosistemas afectados el científico Juan José González. Además de imágenes del muestreo, esa investigación en concreto revela la gran afectación de los fondos submarinos de Ons en aquel primer momento. Veinte años después, todos aquellos fondos documentales están al descubierto.

Alfredo López

Biólogo. Coordinaora para el estudio de los mamíferos marinos  

“Se murieron 400 tortugas marinas; ahora, hay plagas de medusas”

El número de animales varados en las playas de Galicia se quintuplicó en solo cinco meses. Desde aquel fatídico 13 de noviembre al 13 de enero del año siguiente, 128 animales marinos –delfines, ballenas, tortugas, focas y nutrias– fueron hallados en las playas gallegas, varados, sin fuerza para mover un músculo. Cinco veces más que en el mismo periodo del año anterior. La Coordinadora para el estudio de los mamíferos marinos (Cemma) se encargó aquellos días de los cetáceos que lanzaban un SOS. El biólogo Alfredo López reflexiona con la perspectiva actual: “La recuperación faunística depende del grupo de animales. En las tortugas marinas comunes ('Careta careta') tuvo mucho impacto: pasamos de recoger dos al año, a que aquel año aparecieron 100; el 75% estaban muertas. En esa tortuga tuvo un impacto muy grande: estimamos en 400 los ejemplares muertos y no hay forma de recuperarlos. Se perdieron para siempre, porque todas están en peligro crítico”, explica. “Ahora nos encontramos invasiones de medusas en las playas; carabelas portuguesas... con problemas para los bañistas sobre todo en el verano. Curiosamente, las tortugas se alimentan de medusas. Así que, al descender los depredadores, hay una consecuencia que solo percibimos después”, enumera. “Así, podríamos ir, especie por especie. En el grupo de los cetáceos hubo un impacto pequeño a nivel de mortalidad comparado con otras especies, porque se trata de especies muy móviles: delfines, toniñas e incluso ballenas... Pero hay una contaminación crónica de difícil detección”, estima.

Ana María Bernabeu Tello

Catedrática de geociencias marinas uvigo

“Diez años después del ‘Prestige’ , en las playas veíamos chapapote”

En las playas de las Rías Altas de O Rostro en Fisterra y Nemiña, en la misma bahía, pero más al sur, se centraron las averiguaciones del grupo de Geociencias marinas de la UVigo, con la catedrática Ana Bernabeu, que acudía trimestral o semestralmente a extraer sedimentos. Al principio, realizaron un extenso estudio en los arenales hasta el País Vasco, para después centrarse en las más afectadas. Duró diez años. “No era solo el fuel que llegaba, sino que el que se iba enterrando en las playas”, describe Bernabéu. Así, analizaron la interacción entre el fuel y la dinámica de los arenales durante una década.

Entre las grandes bazas está que realizaron extracciones de sedimentos de hasta 4 metros de profundidad. “Estuvimos cogiendo muestras de la playa hasta 2011 y luego, analizando en laboratorio. El fuel se fue degradando y va tomando formas distintas… va tiñendo la arena. No pasaba mucho tiempo enterrado, pero seguíamos viendo galletas de fuel en las playas diez años después. Y llegamos a poner de manifiesto que aquel chapapote podía enterrase hasta profundidades de 3 a 4 metros, porque las playas son muy dinámicas”, reconoce. Eso sí, no pudieron determinar cuál era el origen de aquel hidrocarburo, que seguía llegando diez años después. ¿Del pecio aún? ¿de zonas submarinas? “Fui una de las personas que más ha estudiado a largo plazo los efectos del 'Prestige', pero a día de hoy, no sabría decir si sigue llegando, porque no he vuelto”, reconoce la catedrática. El interés en las investigaciones fue mermando y, también, el presupuesto que destinaron las administraciones.

Mariano Lastra

Catedrático Ecología y Biología animal UVigo

“El Parque Illas Atlánticas tardó al menos tres años en recuperarse”


El grupo del catedrático de Ecología y Biología animal de la UVigo, Mariano Lastra, hizo un seguimiento durante tres años de las playas del Parque Nacional Illas Atlánticas –Cíes, Ons y Sálvora–, en el que participó el grupo del catedrático Juan María Junoy Pintos, de la Universidad de Alcalá de Henares. Luego, se acabaron los fondos... y el estudio. Aún así, fue uno de los de mayor duración realizados. “A lo largo de esos tres años fuimos observando cómo se recuperaba la fauna, por incremento del número de especies y biodiversidad. Posiblemente, al tercer año hubiéramos llegado a restaurar las condiciones de las playas”, explica Lastra. Trabajaron con invertebrados. Por ejemplo, en ‘pulgas’ de las playas; esos crustáceos diminutos que a menudo vemos saltar sobre las toallas, desaparecieron totalmente tras el 'Prestige'. “Prácticamente desaparecieron”, explica, “primero, porque son muy sensibles a los hidrocarburos y, luego, por las labores de limpieza, que fueron en ocasiones demasiado agresivas”. El catedrático de la UVigo critica también la retirada de macroalgas de las playas, porque son el alimento de centenares de especies. ¿Qué representan estos pequeños crustáceos en las playas? Pues, entre otras funciones, son el principal alimento de los zarapitos, correlimos, chorlitejos, y otras aves limícolas que pueblan las dunas. Y, si estas no tienen alimento, no vienen. “Esas pequeñas aves, que están protegidas, dependen de ellos para sobrevivir: en las migraciones, en su reproducción, para las puestas y sus polluelos; son la principal fuente de su alimento”, ejemplifica. Otro grupo que casi desapareció en las playas fue del género tylos.

Alberto Velando

Profesor biología, área Zoología UVigo 

“La población de cormorán bajó un 70% y aún no se ha recuperado”

El profesor de Biología de la UVigo, Alberto Luís Velando, del área de Zoología, coordinó uno de los estudios más largos –una década– sobre los efectos del derrame en las aves marinas en toda la costa gallega (y asturiana), que resultaron las más afectadas: “directamente, 90.000 murieron por la acción directa del chapapote”. “El cormorán moñudo, el ave costera más emblemática de nuestras costas, llevaba a estudio diez previos al 'Prestige'. Nuestros estudios señalan que se produjo una reducción en la abundancia de una de sus presas preferidas, el lanzón –'bolo' en gallego– lo que produjo un cambio en su alimentación”, explica. “Este cambio en la dieta provocó un deterioro de la reproducción, por lo que el éxito reproductivo después del vertido se redujo a la mitad en comparación con los datos anteriores”, resume. Y todos estos efectos tienen consecuencia en las poblaciones, incluso persistentes. “La capacidad de resiliencia (es decir de volver a su estado antes de la perturbación) depende de la salud de esas poblaciones. Muchos componentes del ecosistema se recuperaron rápidamente después del 'Prestige', pero esto no se produjo en poblaciones pequeñas y diezmadas de algunas aves marinas. Tras el vertido la población de cormorán moñudo se redujo un 70% en las colonias afectadas, y los estudios de nuestro grupo indican que estas poblaciones no se han recuperado todavía, décadas después del accidente”, asegura. “El pequeño núcleo reproductor que quedaba de arao común en Galicia desapareció pocos años después del accidente”, completa el investigador. 

Victoriano Urgorri

Catedrático emérito Zoología Marina USC

  “La mortandad  directa fue grave, aunque el mar  se recuperó”

“Fue una marea negra muy impactante para la ciudadanía y muy estudiada por la comunidad científica”, explica el catedrático emérito de Zoología marina de la Universidad de Santiago de Compostela, Victoriano Urgorri. “De los vertidos de petroleros en Galicia, el 'Mar Egeo', 'Urquiola' y el 'Prestige', este fue el peor porque el fuel era mucho más contaminante y porque el vertido se magnificó en esa estúpida decisión de alejar el buque de la costa”, arranca el experto. De todos modos, en su visión, “los hidrocarburos son biológicamente degradables y, aunque puede quedar alguna mancha aún en las partes más altas de A Costa da Morte, prácticamente, todo se deshizo”, explica. Eso sí, en 2002 el efecto tanto en mortandad de especies como en las consecuencias más a largo plazo –aspectos reproductivos o en larvas de especies, fue muy alto–. “No solo afectó a rocas y playas, sino a la flora que flota en el agua”, añade. Aunque la costa, al final, se recuperó, el precio inmediato a pagar fue alto. “Lo peor, fueron las decisiones de los políticos”, analiza. Luego de aquella pormenorizada recopilación de artículos científicos, Urgorri concluye que en las zonas de mar abierto, donde el mar batía, se fueron quitando y deshaciendo las pegadas del chapapote que trajera el mar. En zonas más protegidas, tardó. “Probablemente las especies más perjudicadas, además de las que estaban pegadas a las rocas, fuesen las aves marinas”, reconoce, con unas 200.000 afectadas.

 

La actividad pesquera y marisquera se repuso: "Estamos como antes"

"En Galicia hay mar batiente, muy bravo, y la costa regeneró; claro que influyeron también las labores de limpieza, pero las capturas de pescado y marisco hoy están dentro de parámetros de normalidad. Hubo épocas peores y mejores, antes y después del 'Prestige', pero la costa está como estaba", indica el patrón mayor de Finisterre, Manolete Martínez. Fue una de las zonas más afectadas por el vertido. Martínez, que ahora cuenta con 59 años, llevaba un mes de patrón mayor cuando ocurrió el accidente. "Fue un máster avanzado, vivimos tres meses terroríficos", recuerda. “Los primeros meses los aparejos venían manchados de fuel y llegaban galletas a las playas”, reconoce. “Aún quedan manchas en las rocas, pero el mar de fondo y los temporales, fueron borrándolas”, ilustra. La actual patrón mayor de Vilanova de Arousa, María José Vales, asegura que la ría de Arousa –mucho menos afectada que sus vecinas, en parte, por la contención– “está regenerada”. También confirma que se repuso la actividad marisquera y pesquera. La actual presidenta de la Asociación Nacional de Mujeres de la Pesca, la gallega Rita Míguez, que no estuvo en la primera línea del combate contra el fuel en 2002, reconoce la gran labor de contención realizada en aquel momento por las mariscadoras, que se sumó a las salidas de los pescadores de bajura para evitar que aquel desastre penetrase en más rías. A ellos se debe, también, que hoy en día las rías florezcan.

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