La noche más terrorífica del año se acerca y varios comercios de Palma, especialmente los de disfraces, aguardan la ocasión que les supone una gran parte de las ventas de todo el año. Tras los años de pandemia en los que las restricciones limitaron las fiestas, este 2022 implica la vuelta a la normalidad. Es por eso que los comerciantes se muestran optimistas y destacan un incremento de las ventas respecto a los dos ejercicios anteriores.
Antònia Cànaves, gerente de la tienda de Eurocarnavales, comenta que en la tienda "se respira mucha más alegría", aunque admite que "los tiempos aún no son fáciles y son muchas las familias que tienen que limitar sus gastos."
Llama la atención que el concepto de Halloween como noche de miedo se va diluyendo. Según la propia Cànaves "hay mucha variedad en cuanto al tipo de disfraces que se adquieren" y es que parece que los más pequeños ya no se inspiran en las típicas calaveras o calabazas sino que aprovechan la ocasión para engalanarse con los atuendos de sus superhéroes favoritos. "Hay niños que lo pasan mal con los disfraces de miedo, muchos de ellos quieren caracterizarse como los héroes de Marvel", afirmaba Cànaves.
La celebración se ha convertido en un evento mucho más familiar, la propia Cànaves admitía que tienen "clientes de todas las edades, los padres se suelen disfrazar más como los niños, los que todavía apuestan por el miedo son los chicos más adolescentes". Este fenómeno ocurre también por las múltiples fiestas que se realizan en estas fechas con temática de Halloween. Varios jóvenes han admitido "no saber de qué querían disfrazarse pero que necesitaban un disfraz para salir el día 31".
Sin embargo, y aunque este año está siendo mejor que otros, muchos clientes admiten comprar muy a la baja. "Pretendo gastarme como muchísimo veinte euros" comentaba un cliente que admitía que "aunque queremos seguir celebrando esta fiesta, no debemos tirar la casa por la ventana que las cosas están como están". Otra mujer afirmaba que "si puedo gastar cinco, me gasto cinco en vez de diez" y reconocía "sentirse afortunada de que en la familia solo se disfrazaban los más pequeños".
Es por eso que productos como máscaras o maquillajes tienen ahora más salida puesto que aunque no sean un disfraz como tal sirven para cumplir el papel. Una pareja se llevó un casco en forma de esqueleto puesto que "no queremos gastarnos más de treinta euros en un disfraz" e incluso una señora admitió que este año "solo va a comprar un disfraz, el niño pequeño que lleve el que se puso su hermano mayor" comentaba entre risas.
Después de estos años de restricciones sí se puede confirmar que hay derecho a ser un poco más optimistas, pero con cuidado. La situación económica no ha mejorado en muchas familias de la isla, es por eso que se espera un Halloween más animado pero lejos del esplendor que solía tener en los años prepandemia.
