Sin trabajo, y sin posibilidad a optar a él, ya que tiene dos hernias discales, y con un cobro mensual de poco más de 500 euros de su pensión, a sus ya 59 años, Francisco Hernández Orozco, oriundo de Cartagena, recibió hace unos meses una noticia que le dio un vuelco a su vida. Y es que este vecino del barrio de Santa Lucía ha contraído una deuda de casi 17.000 euros con el SEPE de la que dice no ser responsable y que "le es imposible pagar".

En 2018 Francisco solicitó al SEPE, según relata, el subsidio para personas mayores de 55 años, que le fue concedido "sin mayores inconvenientes". Para entonces, llevaba cobrando una pensión del 55% de unos 500 euros al mes desde el 2000, año en el que tuvo que dejar su trabajo debido a un problema severo de espalda.

El año pasado la familia de Francisco vendió una antigua casa heredada de sus padres, transacción con la que se embolsó 3.000 euros, ganancia que no le supuso la cancelación de la renovación de la ayuda del SEPE, según asegura. Sin embargo, en febrero de este mismo año Francisco enfermó de una neumonía, razón por la cual tuvo que estar ingresado hasta en dos ocasiones, por lo que no pudo sellar la renovación de la ayuda el día que le habían requerido, y tuvo que hacerlo cuatro días más tarde.

"El SEPE reconoce que tuvo la culpa, pero aún así me obligan a pagar", asegura el damnificado

Una vez más le aceptaron la renovación, sin embargo, pocos días después, a principios de marzo, Francisco dejó de recibir el ingreso mensual "sin haber obtenido explicación alguna", por lo que decidió acudir a la Oficina de Empleo, donde le notificaron que estaba denunciado y que debía devolver el subsidio que había estado cobrando durante algo más de cuatro años: un total de 16.888 euros, según asegura.

La explicación que da el SEPE para proceder a la reclamación del dinero es que Francisco ya era beneficiario del subsidio por desempleo para mayores de 52 años por parte de la Seguridad Social, que provenía de sus últimos 15 años cotizados, mientras que el dinero procedente de la ayuda del SEPE también se extraía de estos mismos años, por lo que no debía haberlos ingresado jamás.

Angustia, impotencia y una depresión son las secuelas que le ha dejado una deuda que le es imposible asumir

Ante esta situación, Francisco ha denunciado la "falta de profesionalidad de los trabajadores del SEPE, que han validado durante años la renovación del subsidio sin haberse dado cuenta de que existía una irregularidad". "Ahora el que lo tiene que pagar soy yo, cuando el problema no ha sido por mi culpa", denuncia.

Francisco también asegura que recibió unos documentos en los que "el SEPE refleja claramente que fueron ellos los que se equivocaron, sin embargo, piden al juez que haga caso omiso de eso" y que "obligue" al damnificado a "pagar la deuda".

"Angustia, impotencia" e incluso "una depresión" son las secuelas que le ha dejado esta denuncia a un hombre de 59 años que, de momento, no ve una salida al problema.