La crisis energética derivada del enfrentamiento entre Rusia y Ucrania obliga a consumir de forma eficiente y optar por alternativas que impulsen el ahorro energético, asegurando el suministro de cara a los próximos meses sin dejar de cumplir con la agenda climática. Hay varias fórmulas para lograrlo: 

Calderas de condensación: el camino hacia la eficiencia energética

Las calderas de condensación se han consolidado como una pieza clave para mejorar la eficiencia energética de los hogares y cumplir con los objetivos climáticos de la UE gracias a su capacidad para reducir el consumo energético y de las emisiones de CO2.

Al contrario de los mecanismos tradicionales, las calderas de condensación aprovechan gran parte del calor que se pierde en forma de vapor de agua en la combustión y generan un rendimiento extra, reduciendo entre un 15-30% el consumo de gas. Además, este tipo de instalación reduce casi un 70% la emisión de óxido de nitrógeno (NOx) y dióxido de carbono (CO2), ayudando a disminuir la huella de carbono y a cumplir con el objetivo de descarbonización.

Las comunidades autónomas están fomentando la instalación de calderas de condensación a través de subvenciones o campañas informativas como el Plan Renove con el objetivo de cumplir los objetivos de descarbonización y mejorar la eficiencia energética de las viviendas. Por ejemplo, El Plan Renove impulsado por la Comunidad de Madrid apuesta por una renovación masiva de las calderas tradicionales con el objetivo de reducir entre un 15-20% el consumo de gas natural. Además, la región ha incluido esta medida en su plan de ahorro energético remitido al Gobierno de España para su extrapolación a un gran plan nacional de ahorro energético. En la misma línea, el Gobierno de Castilla y León ha propuesto un Plan Renove de calderas impulsado por los fondos europeos Next Generation.

Estas ayudas están destinadas al cambio de una caldera de cualquier tipo por una caldera de gas de condensación con una eficiencia energética mínima de A+. Otra ventaja de estas instalaciones frente a las calderas tradicionales es que funcionan de forma ininterrumpida y van modulando su llama en función de la demanda y la contaminación, por lo que la contaminación sonora es menor.

Otros consejos para ahorrar

A título particular, hay pequeños cambios que podemos hacer para reducir el consumo en nuestros hogares y lograr que este sea más eficiente. Así, de cara al próximo invierno, algunos cambios en nuestra rutina pueden significar un ahorro significativo del consumo de gas natural.

  • Un buen aislamiento es fundamental para mantener el calor. Si hay estancias de la vivienda en las que apenas entras, adecuando la temperatura a cada estancia podrás ahorrar entre un 5-8%. No olvides cerrar las puertas de las habitaciones que menos utilices y asegúrate de que no haya ninguna ventana abierta. 
  • Cualquier elemento que cubra un radiador aumenta el consumo de energía. Si tienes un mueble o una cortina larga que cubra un radiador, prescinde de él, ya que le estás obligando a trabajar más para calentar lo mismo.
  • Las alfombras o moquetas son algo más que un objeto decorativo, ya que impiden que el calor se filtre por el suelo. Un buen aislamiento te permitirá ahorrar entre un 20 y un 40% por ciento del consumo y mantener una temperatura más agradable en el interior de la vivienda.
  • Realizamos un consumo más eficiente y contribuimos al ahorro energético si mantenemos una temperatura estable en nuestros hogares. Los estudios señalan que 20ºC es la temperatura óptima para toda la casa y calentar la casa de más puede hacer que nuestra factura se incremente entre un 5-10% por cada grado extra.  
  • La domótica es otro gran aliado para mantener una temperatura de la casa que se ajuste a nuestras necesidades. Gracias a los termostatos inteligentes, que ahora podemos conectar directamente a los smartphones, es posible ajustar la temperatura desde fuera adaptándola a nuestros horarios.

 

¿Y en el trasporte?

Las emisiones de CO2 derivadas de la automoción posicionan a este sector como uno de los más contaminantes. Según un informe de la Agencia Europea del Medio Ambiente, el transporte era responsable de cerca de una cuarta parte de las emisiones de CO2 en la UE en 2019, de las cuales el 71,7%% encuentra su origen en el transporte por carretera. La Comisión Europea, en el marco de las medidas “Objetivo 55” ha propuesto revisar las normas en materia de emisiones de CO2 de turismos y furgonetas fijando como objetivo la reducción de emisiones en la UE en un 100% de aquí a 2035, momento en el que ya no será posible comercializar en la UE turismos o furgonetas que tengan un motor de combustión interna.

La solución no pasa única y exclusivamente por los coches eléctricos. Existen otras alternativas a los combustibles tradicionales como los coches que utilizan  GLP (gas licuado de petróleo), gas natural licuado (GNL) o gas natural comprimido (GNC). Todos ellos permiten una conducción más eficiente y compatible con el cuidado del medio ambiente.

El uso del gas natural como carburante tiene importantes ventajas ambientales, ya que reduce en más de un 85% las emisiones de óxidos de nitrógeno y en casi el 100% las partículas en suspensión. Además, son considerados ECO y no tienen restricciones en la circulación climáticas, medidas ya vigentes en ciudades como Madrid o Barcelona que en un futuro afectaran a otros núcleos urbanos. En este escenario, los vehículos impulsados por gas natural comprimido ofrecen una alternativa viable y segura por estar categorizados con la etiqueta verde + del código establecido por el Plan Nacional de Mejora de la Calidad del Aire (la categoría más favorable).  

Los gases renovables, la alternativa a los combustibles fósiles

La Unión Europea ha fijado como objetivo alcanzar ‘cero emisiones’ de cara al 2050 y el Parlamento Europeo y el Consejo sobre la Directiva de Renovables ha señalado como objetivo mínimo de cara a 2030 que las energías renovables alcancen un 32 % de la combinación energética global. Ante esta situación, si electrificar es una vía esencial para descarbonizar y reducir la huella de carbono, no es el único camino para reducir las emisiones de CO2 y cumplir con la agenda climática de cara a 2030. Optar por energías alternativas a los combustibles fósiles como los combustibles descarbonizados y las energías renovables es un paso necesario y fundamental en la transición energética.

Para descarbonizar la economía, además de la energía solar y eólica, existen otras fuentes de energía renovables que jugarán un papel fundamental en los próximos años.

El gas renovable es una energía inagotable con emisión nula de CO2 totalmente intercambiable por el gas natural, por lo que puede distribuirse a través de los más de 100.000 kilómetros de redes de gas que hay en España. Además, puede jugar un rol muy importante en la descarbonización del sector del transporte, ya que además de producirse de forma local y acercarnos a un escenario de independencia energética, ofrece una solución al problema de gestión de los residuos urbanos, ganaderos, agrícolas y de la industria agroalimentaria. El desarrollo de los gases renovables impulsa la actividad en el mundo rural creando actividad económica y nuevos puestos de trabajo en zonas rurales, y permite culminar el ciclo de la economía circular.