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Canarias

Aniversario de la erupción en La Palma | Sepultados al pie del volcán

Las casas de Vicente, Amanda y Agustín continúan en pie, pero sepultadas bajo la ceniza | Denuncia su situación de "abandono" y la falta de apoyo de las administraciones

Una cosa asoma bajo toneladas de cenizas del volcán Cumbre Vieja. EFE

Las casas de Vicente, Amanda y Agustín continúan sepultadas bajo la ceniza un año después de la erupción. Las vidas de los vecinos de la montaña de Los Pelados se congelaron cuando estalló el volcán.

Vicente Leal

60 años

"Nos dicen que no podemos entrar porque es zona protegida, pero nadie nos informa de qué institución ha dado la orden"

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Un símbolo de resistencia ante el volcán. Así describe Vicente Leal la casa en la que invirtió todos los ahorros de su vida y que lleva ya un año enterrada bajo ceniza volcánica. En el momento de la erupción, en ella vivían su hijo Saúl (30 años) y su pareja, María (26), quienes pudieron recoger los pocos enseres personales que les cupieron en el coche antes de abandonar la vivienda precipitadamente. Ahora residen en una casa de alquiler en El Paso y han recibido algunas ayudas gracias a las donaciones de la ciudadanía.

La casa de Vicente es una de las pocas construcciones cercanas a los cráteres principales del volcán que todavía siguen en pie. "Trabajé más de 30 años en esa casa que es un búnker. Parece que la hice a conciencia para enfrentarse a un volcán", afirma Vicente, quien lamenta que poco antes de la erupción consiguió la licencia para que fuera villa turística, pero no pudo empezar a explotarla.

Cuando terminó la emergencia volcánica pudo acceder a su finca para retirar las cenizas. Durante unas semanas le permitieron trabajar en la vivienda y aprovechó para rescatar algunos recuerdos como las fotografías familiares. Sin más explicación, hace cinco meses le prohibieron el paso a la zona a él y a sus vecinos más próximos. "Nos dicen que no podemos entrar porque es zona protegida, pero nadie nos informa de qué institución ha dado la orden de que no podemos entrar a nuestra propiedad", apunta Vicente, quien señala que a solo 300 metros de su casa hay vecinos que sí tienen permiso para seguir acondicionando las viviendas.

"No pude recoger nuestras pertenencias, ni desenterrar todo, ni arreglar los techos como precaución ante las lluvias. Si me hubieran dejado entrar un par de semanas podría haber dejado la casa en perfectas condiciones", relata.

Vicente subraya la sensación de impotencia que le produce la falta de empatía por parte de las administraciones. "Estoy que no vivo. Se me cae el mundo encima", señala. Ha movido cielo y tierra para tratar de averiguar los motivos por los cuales una valla le impide el acceso a su casa. "He hablado con todas las instituciones y nadie nos dice nada. Nadie tiene nada que ver con esa decisión. Ni el Cabildo de La Palma, ni el Ayuntamiento de El Paso, ni el Instituto Geológico y Minero de España (IGME). No sabemos quién dio la orden de que no podamos tocar nada", manifiesta.

Este afectado por el volcán está a favor de que se proteja y explote turísticamente la zona, pero reclama diálogo con los vecinos para tomar decisiones. "Nadie se sienta con nosotros", afirma Vicente, quien hace hincapié en que en Canarias hay espacios protegidos como el Teide o Timanfaya en los que hay residentes. "Deberían contar con nosotros para ver qué es lo que quieren hacer. Si lo quieren desarrollar turísticamente, que lo hagan contando con nosotros", concluye.

Agustín Pérez

70 años

"El volcán no se llevó la casa, pero se la va a llevar el tiempo que está pasando enterrada bajo la ceniza"

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Su casa y su finca de plataneras, arrasadas por la lava; y su segunda vivienda, sepultada bajo la ceniza. Hace un año, Agustín Pérez vio cómo el volcán de Cumbre Vieja borró todo lo que había logrado construir a lo largo de sus 70 años. Su hija Ayeisa relata que la casa en la que vivía su padre en Todoque la dan por perdida y que tienen muy poca esperanza de poder volver a vivir en la casa de la montaña de Los Pelados, en el barrio de Las Manchas. "El volcán no se llevó la casa, pero se la va a llevar el tiempo que está pasando enterrada bajo la ceniza", lamenta.y

La vivienda lleva un año enterrada, sin ver la luz del sol y soportando el peso de las cenizas y la lluvia porque durante las semanas que las autoridades permitieron a los vecinos el acceso a la zona, Agustín se encontraba hospitalizado por problemas cardiacos. "Cuando fuimos a meter las palas llegó una orden, de origen desconocido, que decía que ya no podíamos acceder a la zona, porque es una zona protegida", explica Ayeisa, quien ha tratado de contactar con las instituciones públicas para lograr un permiso que le permita acceder a la casa y, al menos, garantizar que la estructura resiste.

Al igual que su vecino Vicente Leal, Ayeisa cree que el silencio de las administraciones sobre la protección de la zona se debe a su intención de explotar turísticamente el enclave. "Por la poca información que tenemos, creemos que hay muy pocas posibilidades de que podamos volver a vivir allí", señala la joven que actualmente reside en Madrid, desde donde lucha por recuperar la casa que su padre construyó para que ella pudiera disfrutarla en el futuro.

"Nosotros no vamos a molestar viviendo allí y a pocos metros hay otros vecinos que ya están reacondicionando sus casas", apunta la hija de Agustín y añade que le parece injusta esa discriminación entre viviendas tan próximas y en la misma situación. "Estamos desesperados. Hemos tocado en todas las puertas y no conseguimos que nos ayuden", lamenta Ayeisa, quien reconoce que es muy duro ver a su padre tan desanimado después de todos los sacrificios que ha hecho. "Vivimos con una sensación de abandono", afirma.

Agustín vive ahora de alquiler en Tazacorte, pero se trata de una residencia provisional, puesto que la propietaria le ha comunicado que debe abandonarla porque su intención es explotarla como vivienda vacacional. "Hemos tenido que buscar una alternativa, pero no ha sido fácil. Encontrar una casa de alquiler en La Palma es una tarea muy complicada", apunta Ayeisa. En cuanto a la protección económica por parte de las administraciones, Agustín ha contado con la ayuda al alquiler que le corresponde por la pérdida de su vivienda en Todoque.

Amanda Melián

34 años

"Cogimos a los niños, subimos al coche y salimos corriendo dejando las llaves de la casa puestas en la puerta"

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El caprichoso volcán de Cumbre Vieja decidió abrir una de sus bocas en el jardín de la casa de Amanda Melián. Su vivienda se convirtió en foco de atención durante unos días por la curiosa imagen que había dejado la erupción. Pero esa instantánea confirmó los peores pronósticos de Amanda, su marido y sus dos hijos pequeños. No iban a poder regresar al hogar que con tanta ilusión habían reformado en los meses anteriores a la crisis volcánica. Según relata Amanda en el libro 'Las otras historias del volcán', editado por I love the world, la familia vivió con mucha angustia los 96 días que duró la erupción. Trataron de conseguir información sobre el estado de su vivienda por todos los medios y gracias a los drones de los fotógrafos de I love the world supieron que la casa seguía en pie y sin ningún rasguño.

Cuando surgió una nueva boca en la zona sur de la erupción a finales de noviembre, Amanda tuvo un mal presentimiento. "Lo que más temía había pasado, la lava emergiendo de la tierra cerca de una vivienda. Era mi casa", relata la joven. Un año después de que estallara el volcán, la vivienda sigue enterrada bajo la ceniza. Ese manto negro ha borrado de la montaña de El Pelado las tejas rojas y las ventanas verdes de la casa de Amanda. La instantánea que captó el fotógrafo galardonado con un premio Emilio Morenatti de la casa de Amanda cubierta por polvo volcánico, ha sido elegida como imagen del año por la revista norteamericana Time.

La situación de la casa de Amanda es la más complicada de los vecinos de la zona ya que la aparición del cráter a pocos metros de la estructura han puesto en peligro su estabilidad. Ella ni siquiera ha podido acceder a la vivienda para retirar enseres o limpiar de ceniza su terreno. Solo pudieron rescatar lo que sacaron de su hogar el día 19 de septiembre de 2021, cuando vieron que sus vecinos estaban recogiendo sus pertenencias. Decidieron meter en el coche poco más que la cuna del bebé y un par de mochilas con ropa de los niños.

Cuando estaba terminando de poner las bolsas en el maletero, les sorprendió un silencio que era imposible no percibir después de notar tantos temblores. Fue entonces cuando surgió el volcán. "Cogimos a los niños, subimos al coche y salimos corriendo dejando las llaves de la casa puestas en la puerta", rememora Amanda, quien reconoce que en ese momento supieron que "ya no había nada que hacer, que ya lo habíamos perdido todo».

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