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"Es peligroso volver a Ucrania, pero aquí no lo tenemos fácil"

Refugiados ucranianos abandonan la ciudad para retornar a su país de origen debido a las dificultades de acceso al mercado laboral, a la vivienda y sanidad

Oleksandra y Juliia en un mirador sobre Rande. FDV

Tras haber huido de la guerra y haber pasado varios meses en busca de una oportunidad para poder tener una vida digna, Oleksandra Volobueiva y Juliia Kravchenko se subieron el pasado fin de semana a un tren en Vigo con destino a Madrid. Allí las esperaba un autobús que, pese al riesgo y al peligro, las llevaría de vuelta a su país de origen, Ucrania, pero no a su casa. Su ciudad natal permanece bajo la ocupación rusa y estas dos amigas de 31 y 26 años de edad no quieren volver a ella si el entorno que conocían ya no es lo que era, por lo que dicen que intentarán rehacer su vida en la provincia de Járkov.

A pesar de que el conflicto bélico continúa vigente en su país, el retorno de los refugiados ucranianos ya es una realidad que se puede constatar en la ciudad olívica, de donde ya se están empezando a marchar incluso familias completas ante las dificultades de acceso al mercado laboral, a la vivienda o a la sanidad.

El más reciente es el caso de Oleksandra Volobueiva y Juliia Kravchenko, dos jóvenes que aseguran que “la decisión es muy difícil. Es muy peligroso volver a Ucrania, especialmente en nuestra provincia de Járkov, pero es que aquí no tenemos medios para vivir, no tenemos los recurso financieros para quedarnos más tiempo en España”. Hablan de su realidad mientras viajan de vuelta a Ucrania y relatan que “decidimos marcharnos porque es muy difícil encontrar trabajo en España cuando tu nivel del idioma es mínimo y sin un contrato de trabajo ni la posibilidad de pagar la fianza de seis meses nos resultó imposible encontrar una vivienda de alquiler”.

La decisión es muy difícil, pero no tenemos los medios para vivir en España

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Desde que llegaron a Vigo, estas dos amigas ucranianas recibieron el abrigo de una “fantástica familia” a la que están muy agradecidas por haberlas ayudado en “la socialización y a obtener los papeles necesarios”. Asimismo, señalan que se les brindó una ayuda para la alimentación, ropa y asesoramiento informativo y jurídico por parte de la Asociación de Ucranianos en Galicia Girasol, una entidad que también les facilitó cursos de español.

Sin embargo, todo el apoyo prestado no ha sido suficiente para que Oleksandra y Juliia fueran capaces de reiniciar su vida en Galicia, alejadas del conflicto. Sus planes más inmediatos pasan por retornar para recibir formación vinculada al sector de la belleza y cosmética: “A lo mejor así podemos volver a España y encontrar trabajo. Nuestra ciudad está bajo ocupación rusa y no queremos vivir con ellos, por eso nos dirigimos ahora a Járkov”.

Otros casos

Oleksandra Volobueiva y Juliia Kravchenko no son las únicas que se han visto abocadas a regresar a Ucrania por las trabas que se han encontrado en Vigo. Javier tiene cuatro propiedades repartidas entre la urbe viguesa y los municipios de A Guarda y Moraña en las que prestó cobijo a refugiados ucranianos desde que llegaron a Galicia. Sin embargo, con el paso del tiempo, dos de esas propiedades se han quedado vacías: “Tenía a una madre y a una hija en Moraña que decidieron marcharse para Barcelona a junto de unos familiares y en Vigo tenía a una familia de nueve personas que acabaron regresando a Ucrania”, indica.

Hay un refugiado que está pensando en volver a Ucrania porque si no lo operan perderá la vista

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La presidenta de la Asociación de Ucranianos en Galicia Girasol, Marta Skyba, confirma que esta es la cruda realidad que están sufriendo los refugiados actualmente, señalando que “mucha gente está volviendo a pesar de la guerra porque es muy difícil para ellos encontrar trabajo y, por lo tanto, encontrar un piso de alquiler. Otras personas también están regresando para recibir asistencia médica; conozco a una mujer que se fue con su madre porque tenía problemas médicos urgentes y aquí la sanidad es lenta. Si tienes dinero puedes pagarte un centro privado, pero si no, es imposible. También conozco a otro refugiado que tiene una catarata en un ojo y ya está pensando en volver a Ucrania porque si no lo operan cuanto antes perderá la vista, y aquí la lista de espera era de tres meses”.

Por otra parte, Marta Skyba apunta que “muchos ucranianos están viviendo con familias de acogida, pero ya son muchos meses y estas no reciben ningún tipo de ayuda. La tarjeta monedero de 200 euros para alimentación y medicinas tan solo tenía una vigencia de tres meses y, aunque la Xunta prometió que darían otras ayudas de 400 euros para adultos y 100 euros para niños que no hayan recibido ninguna subvención previa, lo que nos dicen es que hasta noviembre no van a repartirlas”. Ante esta situación, Skyba afirma que “la guerra sigue, la guerra no se acabó, y es muy duro regresar a ella porque aquí no hay alternativas”.

La imposibilidad de acceder a una vivienda de alquiler y a la educación desplaza a los afganos a otras ciudades

Desde que se organizó el primer vuelo de evacuación en Kabul, el 15 de agosto de 2021, el Gobierno de España ha llevado a cabo diversas operaciones a través de las cuales se han llegado a trasladar a unos 3.900 afganos. Muchos de ellos han recalado en Galicia y, un año después de la caída de Afganistán a manos de los talibanes, cooperantes afirman que “la sociedad debe cambiar la mentalidad y centrarse en estas personas que han llegado para quedarse, que no van a volver. Ninguno se va a marchar”.

En la actualidad, gran parte de estos refugiados permanecen a la espera de su resolución de protección internacional de asilo, pero entremedias no son pocas las dificultades que se están topando para afincarse en la ciudad. Las trabas para acceder a una vivienda de alquiler y las dificultades de acceso a la educación son los principales obstáculos que se han encontrado los refugiados afganos en Vigo, lo que ha conllevado que estos se vean desplazados a otras ciudades gallegas, sin ni siquiera llegar a afincarse en la urbe olívica.

Intentamos que un afgano viviera de alquiler en Vigo y ni siquiera con la oferta de pagar un año de alquiler lo conseguimos

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Así lo revelan cooperantes que conocen de cerca la realidad que están sufriendo los afganos, quienes señalan que “esta misma semana intentamos que una persona pudiera vivir de alquiler en Vigo y acabamos desistiendo, porque ni siquiera con un patrocinador que se ofrecía a pagar todo un año de alquiler fuimos capaces. Esto conlleva que la mayor parte se reparta por otras ciudades gallegas, de hecho, en Vigo ahora mismo tan solo tenemos a una chica. Esto no puede ser”.

En este sentido, personas que están realizando las gestiones para que estos refugiados puedan establecerse en Galicia afirman que “hay que cambiar la mentalidad porque estas personas han venido para quedarse, son personas con un nivel altísimo de inglés, con estudios. Necesitan una oportunidad y las entidades parece que solo se centran en darles cursos de camareros. Hay que estudiar el perfil y no cubrir números, facilitarles el acceso a la Universidad o a otro tipo de estudios y tenerlos en cuenta”.

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