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UNIVERSIDADES

La inflación también afecta a los erasmus: "Una habitación en Italia cuesta 600 euros"

El elevado precio de la vivienda ha provocado que algunas personas hayan cancelado su estancia - Organizaciones estudiantiles explican que el dinero de las becas ya se ha vuelto insuficiente

Varios alumnos pre universitarios en el campus de la Universitat Politécnica de València (UPV). JM LOPEZ

La vida sube en todos los países, las estancias erasmus también. Una habitación en Italia, el país más demandado por los universitarios valencianos, puede costar 600 euros al mes, lo que provoca que incluso algunas personas hayan tenido que cancelar su estancia al no poder pagar ni siquiera con la ayuda de las becas del Gobierno y los complementos que ofrece la Generalitat Valenciana.

Según denuncian Soraya Castro, voluntaria de la organización Erasmus Student Network "estamos comprobando que el dinero presupuestado es insuficiente y que tras la subida de los alquileres en muchos países de nuestro entorno sea casi imposible encontrar un piso". Todo ello pese a que existen becas del Gobierno y, además, la C. Valenciana es una de las pocas autonomías que da un dinero suplementario a algunos estudiantes.

La ayuda del Gobierno es de unos 200 euros mensuales, y la beca de la Generalitat varía en función del país y el nivel del vida del mismo. La cuantía más alta es de 310 euros mensuales y cubre países como Reino Unido, Irlanda, Finlandia o Noruega. La ayuda intermedia es de 260 euros para destinos como Italia, Francia, Países Bajos o Portugal, y de 210 euros en países como

Según cuenta Verónica Lagares, recién egresada de su erasmus "una habitación en Italia cuesta 600 euros, algo que es inviable para cualquier persona que está estudiando y no tiene ingresos propios y recibe una beca de, como mucho, 400 euros". Los precios se mantienen y Lagares remarca que "una amiga se va este año a la misma zona y tendrá que pagar 550 euros por una habitación súper pequeña". Denuncia que ahora mismo las becas no llegan para cubrir el nivel del vida en uno de estos países, "no te dan para cubrir el alquiler y mucho menos los gastos del día a día", además asegura que "tres compañeras han tenido que rechazar el erasmus, y me da pena porque es una experiencia que todo el mundo debería vivir".

El número de solicitudes para participar en el programa erasmus en la Universitat de València (UV) en este curso fue de 3.526, según datos de las propias universidades. En la Universidad Politécnica de València (UPV) el número fue de 1.086 personas para el curso 2021-2022. Según datos de la Comisión Europea, Italia es el país que más erasmus españoles recibe por detrás de Reino Unido y Francia, una tendencia que ha cambiado tras el Brexit.

"Tres compañeras han tenido que rechazar el erasmus, y me da pena porque es una experiencia que todo el mundo debería vivir", explica una alumna.

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Preferencia por las residencias

Soraya Castro, de Erasmus Student Network, explica que la paulatina subida de precios incrementada por la pandemia ha acabado por cambiar la vida también de los erasmus. "Antes la gran mayoría de personas buscaban un piso en la ciudad para hacer vida allí, pero los precios de la vivienda han subido tanto que ahora eso ha cambiado y se opta por residencias de estudiantes porque son más baratas", explica. De hecho, Lagares remarca que "los arrendadores se aprovechan de esto y piden una fianza mayor que el precio de la habitación".

Pese a todo, según explica la estudiante, muchas personas siguen apreciando el programa Erasmus, que aumenta cada año, pero el problema llega con la búsqueda de alojamiento en la ciudad. "Se crea una ansiedad muy grande porque muchas personas no encuentran pisos que no sean súper caros. Y hablamos de Italia, que es uno de lo países más cercanos a nosotros y su nivel de vida no está muy lejos del nuestro", cuenta.

De hecho, la subida de precios llega a tal punto de que se ofertan directamente habitaciones dobles, es decir, compartidas, por ese precio. "Los caseros se aprovechan mucho de la situación porque saben que los estudiantes van a pagar lo que sea por el erasmus porque es una experiencia que todos quieren vivir, y eso se ve reflejado en ciudades donde los precios se han disparado y piden 500 euros por una habitación doble. Está bien conocer a gente nueva y todo eso, pero también quieres tener algo de privacidad", explica.

Al final Verónica optó por una residencia por 400 euros la habitación (nada más incluido), pero asegura que "hay muchas familias que no se pueden permitir pagar ese dinero, cada mes de alojamiento y la vida estudiantil en ese país, etc".

Raksha Vinod es estudiante de máster en la UJI y este año ha hecho una estancia en Oporto. Puede contar las dos perspectivas. "Sí que veo que afecta la inflación pero también el mercado que hay en torno a los erasmus. Me ha sido mucho más caro ir a Oporto que buscar vivienda para pasar el máster en Castelló, pero aún así sí que estoy notando mucho la inflación". Para Vinod, los mayores problemas son para personas que "vienen en mitad del semestre para el erasmus, ahí no es tan fácil encontrar una vivienda", cuenta.

El norte es más "barato"

Paula Romero estudia derecho y pasará su erasmus en una ciudad al sur de Noruega durante un cuatrimestre. Cuenta que «no ha sido complicado encontrar vivienda, porque cuando te asignan universidad directamente buscas la residencia y vives allí, creo que es más complicado y caro buscar un piso", explica.

Aunque cuenta que la residencia no es tan cara como en otros sitios, sí que lo son los precios y el día a día en un país nórdico. "Yo pagaré 450 euros al mes por la residencia, pero hay personas en Amsterdan que se han ido y acaban pagando como 700 por la vivienda. El problema en Noruega es el precio de todo, allí una pizza con una bebida te puede costar 35 euros: 25 la pizza y 10 la coca coca cola. La cerveza por ejemplo no baja de 8 o 10 euros y una botella de alcohol 35. Así que la gente hace planes de quedarse en la residencia", asegura.

La ayuda que le dan a ella, de unos 350 euros al mes "te ayuda a afrontar los gastos y a pagar un poco de tu estancia, pero desde luego no es suficiente. No llega a cubrir ni siquiera lo que necesitar, al mes yo creo que me podré gastar en torno a unos 1.000 euros cuando esté allí", remarca. Eso sin hablar de los viajes que quiera hacer dentro del país para descubrirlo, "al final es mucho dinero".

Y eso sin tener en cuenta la inflación, sobre la que todavía está a ciegas. "Yo cogí el viaje el año pasado y ya lo veré en febrero, me daré cuenta de la subida de precios cuando llegue allí", cuenta.

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