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TOROS
Entrevista

Julián López Escobar, ‘El Juli’: «No me siento ofendido porque se refieran a mi suerte de matar como el ‘julipié’»

«Me gustaría despedirme estando en lo más alto» - «Mi tauromaquia es profunda y pasional» - «Me han robado orejas importantes»

El torero Julian López Escobar, ‘El Juli’.

A pesar de su madurez y veteranía atraviesa un buen momento tras su paso por San Isidro donde, de no ser por el fallo con los aceros, hubiera obtenido dos rotundos triunfos abriendo la Puerta Grande de Las Ventas hasta en dos ocasiones. Con motivo de su regreso al Coliseo Balear mañana jueves a las 21.30 horas, Diario de Mallorca entrevista al matador para conocer de primera mano aspectos relevantes de un figurón indiscutible del toreo.

Tras su última actuación en el Coliseo Balear en 2019, ¿qué le supone el regreso ante la afición mallorquina?

Estoy muy ilusionado. Un placer regresar a este emblemático coso y con el deseo de que me vean al mejor nivel y poder cuajar un toro como a mí me gusta.

¿Quién fue el espejo de El Juli antes de iniciarse en su carrera taurina?

Paco Ojeda ha sido el torero que más me ha impactado. Después, los de mi generación un poco anterior como son César Rincón, Ponce, Joselito y José Tomás han sido mis principales referentes.

Fruto de la superstición, ¿aplica alguna rutina el día de la corrida?

Cuando las cosas salen bien en ciertas plazas, intento hacer las mismas cosas cuando vuelvo. Suelo comer lo mismo de la última vez y tengo tics y gestos nerviosos que con el tiempo se han ido acrecentando.

Son ya 24 años desde su alternativa en Nimes. Después de tantos años, ¿se siente aún examinado por el aficionado entendido?

No tengo esa sensación. Soy consecuente con lo que he hecho, con mis errores, con mis aciertos y con mis limitaciones, que las tengo. Pero estoy en esa fase en la que no me interesa ni me condiciona la impresión de ciertos aficionados. Soy autocrítico, con bastante objetividad a la hora de valorarme y estoy al margen a nivel de opiniones de prensa o aficionados.

¿Cómo se ve de aquí a diez años? ¿Como torero, como apoderado, como ganadero centrado en su ganadería de El Freixo o más bien apartado del mundo del toro?

No me veo como torero. Seguramente continuaré con mi ganadería pero no sé a qué nivel ni de implicación ni profesional. Pero tampoco estaré ajeno a la tauromaquia.

Llegado el momento de la retirada, ¿se marcharía en silencio o a modo de gira de despedida?

Me gustaría despedirme estando en lo más alto, con buenas sensaciones. Mi deseo sería irme feliz, estando bien y no en decadencia. Lo haré con naturalidad y sin sorpresas.

¿Está el mundo del toro prostituido?

Es un mundo complicado, con intereses y como cualquier negocio tiene sus complicaciones gestionar cada faceta.

La Fundación del Toro de Lidia, ¿se ha convertido en una empresa taurina o realmente vela por los intereses del mundo del toro, su supervivencia y por el aficionado?

La FTL es el gran vehículo que el sector necesita. Hay cosas que se hacen bien y otras que se han hecho mal. Particularmente soy partidario de ella puesto que creo en la finalidad auténtica que debe tener la Fundación que es la defensa jurídica del toreo, entre otras cosas. Los intereses del propio sector a nivel personal condicionan ciertas acciones. No siempre sale todo como quisiéramos.

¿Cómo define su toreo?

Mi tauromaquia es profunda y pasional.

Sin embargo, hay entendidos, que dicen que su toreo es extremadamente ventajista, que fuerza y curva exageradamente la figura. ¿Qué les diría?

Yo toreo para mí y no para gustar a ciertos tipos de aficionados. Creo en mi tauromaquia y mi forma de torear y ahí están los resultados de mi carrera.

En su situación y privilegio, ¿qué importancia tiene para usted el marcador de las orejas en el escalafón?

Tiene menos de la que tenía en mis inicios. Las orejas llegan a ser como un ansiolítico, te da una satisfacción momentánea pero en realidad no cura lo que un torero necesita, que es traspasar la barrera de los números.

Da la sensación que figuras como usted culpan siempre a los presidentes cuando no se les conceden trofeos ante evidentes peticiones minoritarias del respetable.

El torero sabe mejor que nadie cómo ha estado. Me han robado orejas importantes en Bilbao o Madrid, por ejemplo. Te enervas en el momento. Pero al final es irrelevante una oreja más o una oreja menos.

¿Qué tiene que decirles a aquellos que manifiestan que ejecuta la suerte suprema saliéndose y aliviándose en exceso de la misma, y llegan a referirse a ella con cierto desprecio, habiéndola llegado, incluso, a bautizarla como el ‘julipié’?

En cierto modo creo que tienen razón. Realizar la suerte de matar es complicado. La verdad es que en algún momento de mi carrera perdí el sitio con la espada y me está costando mucho recuperarlo. La mayoría de las veces no mato como a mí me gustaría. Lo admito con total sinceridad. No me siento ofendido porque hayan denominado a mi particular suerte de matar como el ‘julipié’. Estoy a otro nivel pero respeto todas las opiniones.

¿Qué éxito profesional o personal le queda por alcanzar?

Ahora mismo no tengo ninguna ambición material concreta. Nada que me preocupe por conseguir.

Me parece mucho más espiritual y bonito buscar el emocionar con mi tauromaquia, sentirme y expresarme antes que alcanzar ningún otro récord. Lo que siento toreando no lo siento en otra faceta de mi vida y es algo que me tiene enamorado de una profesión que cuando consigo ser yo y expresarme como tal, me siento la persona más grande del mundo y siento sensaciones únicas.

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