Una tormenta solar podría impactar hoy con la Tierra. Así lo advierte un modelo de predicción de la NASA aplicado por la científica Tamitha Skov, conocida como la ‘Mujer del clima espacial’, quien compartió a través de redes sociales la previsión de este «golpe directo».

Tal como avisó la experta, este «filamento con forma de serpiente» proveniente del Sol podría ocasionar interferencias en las señales de radio y GPS, entre otras consecuencias.

Asimismo, la conocida como ‘Mujer del clima espacial’ se ha aventurado a predecir la dirección y fuerza del impacto, atendiendo a la orientación de la llamarada.

Fuerza moderada

«¡Pueden ocurrir condiciones de nivel G2 (posiblemente G3) si el campo magnético de esta tormenta está orientado hacia el sur!», alertó Skov en un tuit en el que hizo referencia a la escala mediante la cual se mide la fuerza de estos fenómenos, cuya potencia se ordena del uno al cinco. Así pues, estaríamos ante una tormenta de fuerza moderada.

Pese a que la científica ha utilizado un modelo de predicción de la NASA, ella misma reconoce que «la orientación magnética de esta tormenta solar dirigida a la Tierra va a ser difícil de predecir».

Auroras e interferencias

Uno de los efectos provocados por las tormentas solares es la aparición de auroras boreales. Estos fenómenos son provocados por la interacción entre las partículas despedidas por el Sol con las moléculas de la atmósfera concentradas entre los 95 y los 750 kilómetros de altura, donde la densidad es suficiente para hacer apreciable esta radiación luminosa.

Además, a las llamaradas provenientes del astro se añaden los rayos X que las acompañan. Si bien es cierto que normalmente estos rayos suelen absorberse en la primera capa de la atmósfera, en caso de contar con la energía suficiente para distorsionar la ionosfera, se podrían generar interferencias en la propagación de las ondas de radio. También, las partículas que componen este filamento viajan a velocidades de entre 300 y 1.000 kilómetros por segundo, motivo por el cual pueden registrarse daños en los sistemas de comunicaciones, redes de distribución eléctrica y otros equipos.